En un sentido amplio, celtas (griego, Κέλτoι), es el término utilizado por lingüistas e historiadores para describir al pueblo, o conjunto de pueblos de la Edad de Hierro que hablaban Lenguas celtas pertenecientes a una de las ramas de las lenguas indoeuropeas.En este sentido, el término no es por lo tanto étnico ni arqueológico, pues muchos de los pueblos que hablaron lenguas célticas, caso de los Goidelos de Irlanda, nunca llegaron a participar de las corrientes culturales materiales de Hallstatt o La Tène.
Existe sin embargo un concepto más restringido del término, referido en este caso a los llamados celtas históricos, entendidos estos como el grupo de sociedades tribales de Europa, que compartieron una cultura material iniciada en la primera edad de hierro (1200 – 400 a. C.) en torno a los Alpes (periodo Hallstatt) y más tarde en el hierro tardío (periodo La Tène), y que fueron así llamados por los geógrafos griegos y latinos. En este grupo se adscriben los celtas continentales de la Galia, norte de Italia, Alemania y Bohemia, los celtíberos de Iberia, los gálatas de Anatolia, este y centro de Rumanía y ya con mayores reticencias por los historiadores británicos e irlandeses los celtas insulares.
Los celtas no guardaron ningún registro escrito de sus vidas, costumbres o creencias, en realidad solamente conocemos pequeños pedazos de historia, cuya fuente es la arquelogía, los escritos del imperio Romano y de algunos documentos de la era cristiana temprana que parecen tener un poco de «sabor» de aquel mundo pre-cristiano. Incluso estas fuentes suelen fallar al agregar información para que parezca coherente, siendo que son meras suposiciones, pero tratan de convertirlas en verdades; Y hasta los más eminentes historiadores frecuentemente están en desacuerdo en puntos importantes.
¿QUIENES ERAN LOS CELTAS?
Este término fue usado la primera vez por el escritor griego Polybius y de otros escritores Romanos y Griegos (aproximadamente ente los siglos primero y sexto antes de la era común) los cuales uilizaban términos variados como «Keltoi», «Galatae» y «Celtae». La gente a la cual hacían referencia estos escritores eran personas que habitaban Gaul (ahora Francia) y las Islas británicas. Hoy en día se usa el término «Celta» para referirse a las personas que hablanan (más no escribían) un solo lenguaje con diferentes variantes y que esparcieron su cultura a través de Eurpoa en las eras de Bronce y Hierro. A pesar de que muchas personas actualmente usan la palabra «Celta» para referirse a las Islas Británicas, muchos de los sitoios arquelógicos Celtas se encuentran en lo que ahora es: España, Francia y Alemania. A pesar de que los Celtas no guardaron registros escritos acerca de sus vidas y creencias, estaban muy lejos de ser «primitivos», ya que dejaron evidencia de su complejo y efectivo orden social, también una distintiva forma de arte y decoración, sin mencionar su altamente desarrollado sistema de creencias. Los valores de la creatividad, pasión, belleza y honor combinados con el misterio de su existencia, ha dotado a la civilización celta con un irresistible «magia». Las tiendas venden discos de música «Celta» y personas de diferentes naciones gastan su tiempo y dinero estudianndo y visitando paises celtas y sus monumentos antigüos.
Origen de los celtas
Las teorías más aceptadas del origen de los Celtas por algunos expertos como Luisfondo y Roberto R. Reynolds, entre otros, es la del «Origen Indoeuropeo». El planteamiento que postulan dichos historiadores es que un grupo de pueblos, procedentes de la India, y Medio oriente, emigraron rumbo a Europa. De este pueblo indoeuropeo, se estima que surgieron algunas de la civilizaciones mas grandiosas de Europa, tales como los griegos, los vikingos, los germánicos, los romanos y los Celtas.
La creación de un término ambiguo
El término celtas es un término usado en diferentes sentidos, por lo que su uso resulta multívoco y bastante ambiguo. No debería ser admitido para nada anterior al siglo V a. C., momento en que Heródoto se refiere explícitamente a ellos, antes de esa fecha es incierto hasta qué punto pudo existir una etnicidad celta identificable. Aunque claramente el proto-celta sería más antiguo que Herodoto, es complicado saber si los pueblos de I E. del Hierro (lo que podría asimilarse con Hallstatt D) hablaban o no lenguas celtas. Aunque existen argumentos para presuponer que en esa cultura se encontraría antecesores de los celtas, la identificación con pueblos propiamente celtas es muy insegura.
Actualmente celta es esencialmente un concepto lingüístico, pero su uso exige precaución. Ruiz Zapatero ha llamado la atención sobre el intento de la precisión del término que en realidad es algo más engañoso, complejo y amplio. Hubo muchos pueblos celtas diferentes, salvo por el parentesco filogenético de sus lenguas es dificil señalar con certeza factores comunes específicamente celtas. Aunque algunos autores hablan de los celtas como un pueblo homogéneo y bien definido la realidad material de los hablantes de lenguas descendientes del proto-celta muy probablemente era más compleja, no existiendo la homogeneidad que algunos autores les atribuyen.
Evolución del término celta
Este concepto se ha ido creando a lo largo del tiempo y con diferentes fines, por ello es tan multívoco. Este proceso tiene tres fases:
Precedentes
El historiador latino Avieno recoge en su Ora Marítima un texto en torno al 520 a. C., también hablan sobre ello Heródoto y Hecateo de Mileto por el 500 a. C. En torno a esa fecha se sitúa a la Céltica en la zona alpina y el norte. El término keltoi es un nombre que los griegos conocieron oralmente de los indígenas, una transcripción fonética. Este término junto a keltiké nos da una ambigua referencia geográfica. Hay que tomarlo simplemente como un nombre dado a los habitantes al norte de los Alpes. Vemos la información geográfica aportada por Heródoto aquí:
«Empieza el Iustro en la ciudad de Pireno desde los Celtas, los que están más allá de las columnas de Hércules, confinantes con los cinesios, último pueblo de la Europa, situado hacia el Ocaso, y después de atravesar toda aquella parte del mundo, desagua en el Ponto Euxino, junto a los istrienos, colonos de los milesios.»
Heródoto, Historia, II. XXXIII.
Heródoto, Historia, II. XXXIII.
Más tarde, con César, Posidonio y demás, se convierte esta información geográfica en una de ámbito etnográfico. Sin embargo es una información limitada que no se puede extender ni geográficamente ni cronológicamente. Una de las fuentes historiográficas puede ser la lingüística, por la cual se ha averiguado que las lenguas célticas pertenecen al indoeuropeo. Gracias a este concepto lingüístico podemos trazar ciertos límites.
En cuanto a la celtomanía, los druidas siempre fueron un tema de interés y fascinación pero de los druidas históricos apenas se conoce nada. Muchos monumentos megalíticos de la prehistoria se han intentado relacionar con estos personajes y los celtas, de forma errónea pues son bastante anteriores. No obstante, con todo esto se difundieron ideas de que estos vestigios megalíticos pertenecían a la cultura celta. Un punto importante, y de cambio, supondrá el hallazgo de La Tène. La cultura celta irá unida a una cultura material específica de este yacimiento.
Consolidación de la identidad celtas. Cultura de La Tène
En esta etapa el término se configura y va consolidándose poco a poco. Los autores van aceptando las periodizaciones de La Tène en sus territorios de estudio. El camino para consolidarlo es el filológico. En última instancia nos ha conseguido delimitar un territorio. En cuanto a la península, los primeros intentos de identificación celta corrieron a cargo de Rubio de la Serna. En zonas peninsulares, como la gallega, se han intentado identificar con lo celta, para reforzar su identidad nacional. Hay que esperar a Almagro Basch y Bosch Gimpera para que lo celta se asiente en España.
De entender que hay algo celta en territorios peninsulares tendría que ver con la II E. del Hierro y con no pocas reservas. Se ha terminado por valorar correctamente La Tène. Colin Renfrew, en Arqueología y Lenguaje, ha resumido 8 puntos que podrían configurar lo céltico. Estos puntos han dado paso a un nuevo momento sobre la concepción de lo celta.
Crítica del concepto Celta
Crítica del concepto a partir de 1980. Se rompe el consenso y aparecen las críticas. Sigue habiendo una tradición continuista que piensa en una sociedad celta, arte celta y espíritu celta. Otro grupo, es el de rechazo, abanderado por prehistoriadores británicos niegan los celtas y el prototipo creado en torno a ellos. Renfrew y Zapatero piensan que algunos planteamientos tradicionales nos permiten llevar a cabo una posición conciliadora e intermedia. Hay que acercarse a un concepto plural.
Hoy en día ninguna de las tres posiciones está por encima de la otra. Ninguna está en poder de la verdad absoluta sino que los prehistoriadores y arqueólogos se dedican a aumentar nuestro conocimiento sobre lo posible celta.
Los ocho puntos de Renfrew
Como se ha mencionado anteriormente, Renfrew elabora una lista que podría configurar el concepto de celta. Estos ocho puntos son formulados en el libro Arqueología y Lenguaje de Renfrew y han tenido mucha influencia en el mundo académico.
I. Pueblos denominados así por foráneos
Hecateo de Mileto los sitúa cerca de Massalia, Heródoto desde el nacimiento del Rin hasta las Columnas de Hércules y Rufo Festo Avieno en la fachada atlántica. De ello sacamos que la keltiké estaría al norte de Alpes y al Occidente del continente y que keltoi es un nombre que reciben los griegos de forma oral.
II. Pueblos autodenominados así
Hay que entender primero que es un ethnos, una autoconciencia de lo que es un grupo y que se da un nombre (etnónimo). Según César, se emplea galli y keltoi indistintamente en la Galia y sólo celtae es registrado en la tercera parte de Francia. Sugiere que no hay una sola etnicidad. Estrabón nos habla de la falta de evidencias de que se llamen en Gran Bretaña e Irlanda celtas o galos a sí mismos. También habla de los keltiberi en la Península Ibérica. En consecuencia, el término tiene un carácter más restrictivo que en textos anteriores, en relación al avance del conocimiento.
III. Grupo lingüístico
Gentes que hablan lengua celta y por ello han quedado fijados como grupo lingüístico por investigadores modernos. En un principio, en el siglo XVII, se estudia la variabilidad de lenguas mundiales y al siglo siguiente se ve la relación de la lengua celta y gala en la época clásica. Más tarde se establece su dependencia con el indoeuropeo. Se puede clasificar como dos tipos de lengua, la celta Q y la P, en función del tratamiento de las labiovervales oclusivas. También se distinguirán por su situación, continentales (Islas Británicas en la Edad Media) e insulares (Europa).
- Galo: es la mejor conocida documentalmente. Se poseen escritos del siglo III a. C. Está en alfabeto griego y posteriormente en latino. Es famoso el Calendario de Coligny.
- Lepóntico: en la Galia Cisalpina. Inscripciones funerarias y grafitos en vasos y otros objetos cotidianos. Signario etrusco. Importancia de la Estela de Mesocco en el II a. C.
- Celtibérico: conocido por topónimos (-seg, -samo, -briga). Conocido por epigrafía en alfabetos ibérico y latino. En leyendas monetales, grafitos e inscripciones funerarias. Gómez Moreno identifica las vocales y consonantes con cada signo. Se encuentran muchas téseras de hospitalidad con inscripciones en celtibérico. También hay inscripciones rupestres en lo que podrían ser santuarios. Por último, hay documentos con textos largos como el de Contrebia.
- Gaélico: hablado en Irlanda y Escocia. Se conoce por inscripciones funerarias en piedra con alfabeto ogámico. Se escribe en vertical u horizontal. En el siglo V llega la cristianización y el alfabeto latino. Dentro se distinguen el irlandés, el manés y el gaélico escocés .
- Britónico: en el sur de Gran Bretaña hasta el VI d. C. Se divide en periodo prerromano (325 a. C.-43 d. C.), romano y post-romano temprano (43-450) y post-romano final (450-550). En los primeros periodos bebe de fuentes griegas y romanas. Son inscripciones latinas y grafitos con textos breves. Entre ellos están el galés, el córnico y el bretón.
IV. Complejo arqueológico de la II E. Hierro: Cultura de La Tène
Franks en 1863 acuña el término late celtic, atribuyendo el material del hierro tardío a celtas históricos, esbozando el contenido étnico de La Tène. En 1872 Hildebrand subdivide la Edad del Hierro en Hallstatt y La Tène, estableciendo celtas=cultura de La Tène. En 1885 Tischler subdivide Hallstatt en 2 y La Téne en 3. Paul Reinecke añade una fase inicial a La Téne. En 1913 Dechelette laténico superponiendo conceptos cronológicos, tipológicos define el concepto y culturales.
Poco a poco se va a reconocer una cuna céltica en Centroeuropa. Se crean dos tradiciones, la francesa o tradicional que se refiere a celtas centroeuropeos y la anglosajona que engloba a los insulares.
V. Estilo artístico de la II Edad del Hierro
El arte laténico se identifica con el céltico por la fórmula celtas=La Téne. Destacan los torques y los cascos. Queda reflejado ese estilo también en las monedas. Controvertido es el caso del caldero de Gundestrup, parecido al arte celta pero que parece pertenecer a tracios o dacios. Tampoco todas las regiones de habla celta coinciden su arte con el laténico.
VI. El espíritu Celta
Atribución de ciertas virtudes y características a los celtas como es la independencia, el heroísmo, la arrogancia… Los clásicos les darán estas virtudes características a través de sus textos. Estrabón y Diodoro Sículo Flavio Arriano sobre una reunión entre Alejandro Magno y galos también lo pone de relieve, así como Polibio en la batalla de Telamón. Aquí nos sirve el fragmento de Polibio sobre dicha batalla para poner de relieve ese espíritu: remarcan este espíritu, resaltando sus particularidades. Otro texto de
«Infundía también terror la vista y movimiento de los que se hallaban desnudos en la vanguardia, ya que sobresalían en robustez y bella disposición. Todos los que ocupaban las primeras cohortes estaban adornados de collares de oro y manillas; a cuya vista los romanos, ya se sobrecogían, ya estimulados con la esperanza de rico botín, concebían doblado espíritu para el combate. Después que los flecheros romanos avanzaron al frente, según costumbre, para disparar espesas y bien dirigidas saetas, a los galos de la segunda línea les sirvieron de mucho alivio sus sayos y calzones; pero a los desnudos de la vanguardia, como sucedía el lance al revés de lo que esperaban, este hecho los colocó en grande aprieto y quebranto. Porque como el escudo galo no puede cubrir a un hombre, cuanto mayores eran los cuerpos, y éstos desnudos, tanto más se aprovechaban los tiros. Finalmente, imposibilitados de vengarse contra los que disparaban, por la distancia y número de flechas que sobre ellos caía, postrados y deshechos con el contratiempo, unos furiosos y desesperados se arrojaron temerariamente al enemigo y buscaron la muerte por su mano, otros se refugiaron a los suyos, hicieron público su temor y desordenaron a los que estaban a la espalda. De esta forma fue derrotada la altivez de los «Gesatos» por los flecheros romanos. Lo mismo fue retirarse los flecheros y salir al frente las cohortes, que venir a las manos los insubrios, boios y tauriscos, y hacer una vigorosa resistencia. Cubiertos como estaban de heridas, mantenía a cada uno el espíritu en su puesto. Sólo había la diferencia que eran inferiores, tanto en general como en particular, en la estructura de las armas.»
Polibio, Historias, I, II, VIII
Polibio, Historias, I, II, VIII
VII. Arte irlandés del I Milenio d. C
Se llama celta a este arte como también se habla de la Iglesia celta. Los modelos estéticos celtas perviven. El cristianismo llega en el siglo V con Patricio. Gracias al latín se aprende la cultura antigua. En las recopilaciones de textos se aprecia el arte celta en sus miniaturas, como en los libros de Durrow Kells. Hoy en día esta cultura pervive. En cuanto a la literatura, se conservarán algunos ciclos como el de Ulster y el de Finn.
VIII. Valores heredados de los Celtas
En el siglo XVI algunos eruditos ingleses y franceses se vanagloriaban de descender de los celtas, en particular de los druidas. Se empiezan a atribuir los monumentos megalíticos al celtismo, iniciándose una celtomanía. Se va sobreponiendo una visión romántica a la que contribuye un texto de Plinio el Viejo sobre los druidas. Aquí está el texto que ha ido desdibujando la forma originaria de los druidas en una más romántica:
«Los druidas (porque así se llaman estos magos) no tienen nada más de sagrado que el muérdago y el árbol que lo soporta, siempre suponiendo que el árbol sea un roble(…) pero ellos sólo eligen arboledas compuestas de robles para buscar el árbol, y nunca realizan ninguno de sus ritos excepto en la presencia de una rama de él (…) De hecho creen que todo lo que crece sobre él ha sido enviado desde el cielo y es una prueba de que el árbol fue elegido por el dios mismo. Sin embargo, el muérdago se encuentra rara vez sobre el roble, y , cuando se encuentra, se recoge con la debida ceremonia religiosa, si es posible en el sexto día de la Luna (…) ellos llaman al muérdago por un nombre significativo, en su lengua, el que todo lo cura. Habiendo hecho los preparativos para el sacrificio y un banquete debajo de los árboles, ellos traen allí dos toros blancos, cuyos cuernos atan entonces por primera vez. Vestidos con ropas blancas, los sacerdotes ascienden al árbol y cortan el muérdago con una hoz de oro y lo reciben otros con una capa blanca. Luego matan a las víctimas, rogando a dios que otorgue este don propicio a aquellos a los que él ha admitido. Ellos creen que el muérdago, tomado como bebida, imparte fecundidad a los animales estériles y que es un antídoto para todos los venenos. Tales son los sentimientos religiosos que han mantenido muchas personas respecto a cosas sin importancia»
Plinio el Viejo, Historia Natural, XVI, 249
Plinio el Viejo, Historia Natural, XVI, 249
Hoy en día, esta retórica céltica, se utiliza con fines políticos para reforzar las identidades nacionales. Se ve con Boudica en Inglaterra, Vercingetórix en Francia, Viriato en Portugal, Breogán y Numancia en España.
Conclusión
En resumen, los arqueólogos han creado una historiografía celta y son responsables de los errores de aquella. Además están obligados a corregir las confusiones. Hay problemas en todas las concepciones, en mayor o menor medida, de lo celta. En especial invenciones posteriores como es el espíritu celta, la herencia celta y el arte irlandés. Por tanto, según Ruiz Zapatero lo celta es un celta inventado a partir de la información arqueológica y los datos de fuentes clásicas y medievales, sumando representaciones imaginarias.
Prehistoria e historia de los pueblos celtas
El término celta (keltoi) es de origen griego, quienes pudieron haberlo tomado prestado de iberos o ligures. Los celtas probablemente se llamaban a sí mismos *gal-, o sea: galos (derivados: gálata).
No parece posible discernir etnias propiamente celtas entre los primeros grupos de indoeuropeos que penetraron en la Europa central. Sólo hasta el siglo V a. C. con el surgimiento de la cultura de La Tène es razonablemente seguro identificar a los portadores de esa cultura como hablantes de lenguas celtas. Los primeros pobladores indoeuropeos podrían haber sido los portadores de la Cultura de los campos de urnas del siglo XIII a. C. que se expandieron rápida y extensamente por Europa hacia el siglo XIII a. C. Los portadores de esta cultura se expandieron descendiendo por la margen derecha del Ródano ocupando Languedoc, Cataluña y el bajo valle del Ebro. Otra línea de expansión les llevó a Bélgica y el sureste británico. A partir del siglo VIII a. C., otos pueblos presuntamente indoeuropeos (tal vez pre-celtas y pre-ilirios) fueron los portadores de la cultura de Hallstatt (Hierro-I), extendiéndose en esta fase por el interior de la Península Ibérica (siglo VII a. C.) En el siglo VI a. C. los pueblos presuntamente indoeuropeos fueron desplazados del noreste ibérico a manos de los iberos, quedando así los celtas de Iberia aislados del resto de pueblos celtas continentales.
Desde el siglo IV a. C., los celtas continentales inauguran la cultura de La Tène, específicamente celta (Hierro II). En esta fase, los celtas acabaron de ocupar el norte y centro de Francia (la Galia), el norte de Italia, así como la mayor parte de las islas británicas. También se extendieron por los Balcanes, alcanzando incluso una comarca de Asia Menor, que será conocida como Galatia. En esta época se construyen importantes villas fortificadas (lat. oppida), que sirven de centros comerciales y políticos. Es también en este período cuando el druidismo se extiende entre los celtas. Contrariamente a lo que se cree, los druidas no tenían templos de piedra ni arqueológicamente se ha podido enlazar el druidismo celta con Stonehenge, siendo la cultura megalítica anterior en varios milenios a la cultura celta y al fenómero del druidismo. Este error de asociar la cultura megalítica atlántica (presente en las islas británicas, Francia y España) con Stonehenge está muy extendido entre la gente por ser un invento del romanticismo del siglo XVIII. Como ejemplo: los celtas ibéricos no conocieron el fenómeno druídico, pero en España hay muchos restos megalíticos.
Una de las primeras menciones de los celtas, es la de los galos senones cisalpinos liderados por su rey Breno, que llegaron a invadir Roma en el 390 a. C.. Posteriormente la república romana primero y el imperio romano después combatirían exitosamente a los galos cisalpinos y transalpinos. Julio César ya había luchado contra ellos durante su conquista de la Galia y, con el tiempo, los romanos les arrebataron también sus dominios británicos e ibéricos. A finales del Imperio romano (476 d. C), los celtas tan sólo ocupaban partes del noroeste de Francia, Irlanda, Gales y algunas zonas de Escocia. Durante el transcurso de la Edad Media, reforzaron su control de Escocia e hicieron varios intentos de ampliar su territorio en Inglaterra. A partir del siglo II a. C., los celtas acusan la creciente presión militar de los germanos por el norte y, algo después, la de los romanos por el sur. En pocas décadas toda la Galia está ocupada por los romanos. La presencia romana en Gran Bretaña fue de escasa duración, lo que permitió a las lenguas celtas de esta isla (galés) sobrevivir y, más tarde, regresar al continente (Bretaña francesa).
Todavía en el siglo VII d. C. los celtas llevaron a cabo su quizá última expansión: los escotos irlandeses invadieron Caledonia, región que pasó a ser llamada Escocia.
Entre los restos arqueológicos celtas destacan los castros y los petroglifos (nota: muchos petroglifos son mil años anteriores a la cultura celta, aunque se seguirán haciendo durante el periodo celta), que se encuentran con frecuencia en el noroeste de la Península Ibérica.
Los pueblos y cultura célticas tuvieron una fuerte presencia en el sudoeste de la península, documentada por Plinio el Viejo y otras fuentes. Según historiadores como Schulten el norte de la Península estaba habitado no por pueblos celtas sino por ligures.
Lenguas celtas
Sin duda el principal rasgo definitorio de las etnicidades celtas es la lengua. Ya que el resto de aspectos históricos y culturales fueron más cambiantes, en tanto que la lengua es más estable frente al devenir histórico, a pesar que debido al cambio lingüístico las lenguas celtas fueron diversificándose en un proceso análogo al que llevó del latín a las lenguas románicas.
Las lenguas celtas derivan de un conjunto de dialectos del proto-indoeuropeo, idioma que cronológicamente ocupa una posición intermedia dentro de la familia indoeuropea. A partir de los rasgos comunes a las lenguas celtas mediante los métodos de la lingüística histórica se ha reconstruido del proto-celta que es una aproximación a la lengua madre que dio lugar por diversificación a las lenguas celtas históricamente conocidas.
Religión
La religión de los antiguos celtas, particularmente la de los galos antes de la conquista romana, no es bien conocida, y los datos de que se disponen para reconstruirla son escasos y no muy precisos.
El culto estaba a cargo de los «druidas», sacerdotes que a la vez eran los educadores de la juventud. Los monumentos llamados «Piedras Druídicas», anteriores a la llegada de los celtas al oeste de Europa, parecen no haber representado ningún papel en la religión de los antiguos galos.
Durante mucho tiempo sólo existieron cultos locales especialmente relacionados con las montañas, los bosques y las aguas, a quienes se invocaba bajo diferentes nombres. Hallamos el dios Vosgos, la diosa Ardenas, el dios Dumias; las divinidades de las fuentes o de los ríos: Sequana (la fuente del Sena), Nemausis (la fuente de Nimes).
Más tarde se estableció el culto de las grandes divinidades, más o menos común a toda la Galia, y que en la época galorromana se fueron identificando con las divinidades de Roma: Teutates, especie de Mercurio con algo de Júpiter y de Marte; Taranis, relacionado con el rayo, pero carente del poder supremo de Júpiter; Esus, dios de la guerra y del ganado, asimilado de Marte o de Silvano; Belenus, dios de las artes, relacionado con el sol y comparado con Apolo; Cernumnos, dios del sueño y de la muerte, como Plutón.
Junto a ellos figuraban diosas, como: Rosmerla, asociada a Teutates; Belisma, diosa de las artes del fuego, asimilada de Minerva; Epona, diosa de la abundancia agrícola, asimilada a Ceres.
Los galos tuvieron también divinidades abstractas o genios de las ciudades.
Entre las prácticas de la superstición popular es famosa la recolección, de acuerdo con prescripciones fijas, del muérdago, al que se consideraba dotado de virtudes extraordinarias.
Algunos pueblos celtas
– Celtíberos: El territorio peninsular sobre el que se asientan los recién llegados (preceltas) estaba habitado por pueblos preíberos (aparte de geográfico, íbero es un término cultural). Se discute mucho si se produjo un desplazamiento, una conquista, una alianza, asimilación, pacto o fusión entre celtas e íberos (de buen grado o como siervos). Las primeras referencias escritas sobre los celtíberos se deben a geógrafos e historiadores greco-latinos (Estrabón, Tito Livio, Plinio y otros), aunque su estudio, que arranca del siglo XV, no adquiere rango científico hasta los inicios del siglo XX (marqués de Cerralbo, Schulten, Taracena, Caro Baroja, etc.), cobrando renovado impulso en los últimos años. Pese a este excepcional acervo literario, aún hoy se discuten aspectos claves para su definición: los confines de su solar, su verdadera personalidad o su propia genealogía.
Los datos disponibles son contradictorios y las teorías de los autores difieren sobre el tema. Incluso podría darse una mezcla de todas las opciones posibles ya que las densidades de población y los recursos disponibles son muy especulativas. Las relaciones e influencias mutuas cambiaron con el paso del tiempo. Se atestigua una gran presencia precelta en zonas la Bética (actual Huelva, Sevilla) que se intentan explicar mediante la presencia de siervos, mercenarios o bolsas aisladas de colonos.
La cultura de los celtíberos hizo suya la herencia de los iberos, de quienes adoptaron el sistema de escritura. Tras la caída de Numancia en el 133 a. C., su territorio pasó a formar parte de la provincia romana Hispania Citerior.
Existe también un buen número de monedas grabadas con el nombre celtíbero de la ciudad o de los habitantes de la ciudad en donde aquéllas fueron acuñadas. Además, se han encontrado 20 tesserae hospitales grabadas, pequeñas placas de bronce utilizadas como símbolo de pacto entre dos partes, generalmente entre un individuo y una comunidad, con las que el portador podía solicitar hospitalidad a lo largo de sus viajes. La mayoría de estas inscripciones son muy breves, con la excepción de la tessera de Luzaga (24 palabras).
– Galos: Los galos eran los pueblos que habitaron lo que hoy es Francia, Bélgica, el oeste de Suiza y las zonas de Holanda y Alemania al oeste del Rin, y una franja aun poco determinada de este último país, a la orilla derecha del río.
Los griegos los llamaron celtas mientras que los romanos los denominaron “galos”, y a su gran región, la Galia. Ya los mismos romanos habían notado esto, por lo que hacían una diferencia entre la Galia (de este lado de los Alpes) y la Galia Transalpina (del otro lado de los Alpes). A su vez, la Transalpina era dividida en cuatro que, según la época de Roma, llamaron Galia Bélgica (de celtas menos ortodoxos), la Galia Comata o Melenuna (la netamente celta o tradicional), la Galia Aquitana (con celtas de características diversas o poco definidas) y la Galia Luguria o Celtoligur, la primera en ser anexada a Roma como la Provintia.
Desafortunadamente a pesar de los hechos que sabemos de los Celtas, estos han sido mal interpretados o deliberadamente inventados. He aquí los ejemplos más comunes:
– Stonehenge:
Los Celtas NO construyeron Stonehenge. Este y otros muchos círculos de piedra y menhirs (piedras verticales) fueron creadas antes de la «era Celta», por personas del neolítico y la era de bronce, cuyos propósitos y adoración permanecen en el misterio. No exisen evidencias de que tales monumentos hayan sido usados por sacerdotes Celtas para propósitos rituales o religiosos.
– Antiguos manuscritos Druidas:
NO existen manuscritos creados por los Druidas. Nunca han existido en ningún lugar. Cualquier persona que diga que tiene acceso a un manuscrito Druida está mintiendo ya que los sacerdotes de «la religión Celta» prohibían la escritura del conocimiento sagrado, por lo cual en lugar de tener manuscritos, pasaban sus conocmimientos mediante la tadición oral pasando de generación en generación su conocimiento, historias y creencias a través de la poesía, la música y las leyendas, lo cual era memorizado y requería de AÑOS de entrenamiento.
– Los Romanos y la religión Celta:
Los Romanos NO fueron los encargados de desaparecer «la religión Celta». A pesar de que algunos Druidas fueron ejecutados por sus actividades políticas y militares anti-romanas, los conquistadores Romanos dejaron intactas las religiones de las personas comunes, requiriendo solamente que los líderes locales hicieran un homenaje SIMBÓLICO al culto de la familia del emperador. De hecho, existe evidencia considerable que indica que durante los siglos de la ocupación Romana los practicantes de ambas religiones (la celta y la romana) aprendieron unos de otros, dando como resultado la mezcla de ciertas ideas y deidades. «La religión celta» fue reemplazada por el Cristianismo, no por los Dioses Romanos.
– Las mujeres Celtas:
Las mujeres Celtas NO eran heroinas feministas. Una nueva investigación muestra que el status de las mujeres en la sociedad Celta variaba de región en región. Sabemos que las mujeres eran vendidas como esclavas (al igual que los hombres), también sabemos que a las mujeres se les permitía ser dueñas de propiedades en diversas zonas. En ocaciones escuchamos que alguna mujer celta gobernaba una tribu y que la lidereaba en las guerras. En cuanto a la adoración, los celtas honraban tanto a Dioses como a Diosas, frecuentemente (pero no siempre) asociando a las diosas con la tierra y el océano y a los dioses con los árboles, los animales y el cielo.
Lo que sabemos acerca de los Celtas provienen de tres fuentes principales:
– Los escritos de los Griegos y Romanos que visitaron tierras Celtas y/o que se encontraron con Celtas ya sea como comerciantes o esclavos. El problema con esta fuente de información, para los estudiantes serios, es que estos escritores querían hacer ver a los celtas como gente extraña y barbárica, que era la mejor excusa para justificar las guerras. En otros casos querían presentar a los Celtas como «nobles salvajes» en un esfuerzo de poner en contraste nobleza céltica con una sociedad Griega y Romana decadente. Incluso escritores bienintencionados terminaron contando historias fantásticas simplemente porque estos eran ajenos al lenguaje y cultura celtas.
– Los artefactos que van desde pequeñas estatuas de bornce, los sitios de entierro hasta los restos de edificios y templos los cuales ha sobrevivido a través de los siglos lo suficientemente bien conservados como para poder sacar información acerca de las personas que los construyeron. Aquí también tenemos dificultades, porque esta evidencia siempre es incompleta, por la simple y sencilla razón que muchos de los objetos creados por las culturas no sobrevivieron al paso del tiempo. Aunque encontráramos un objeto (asumiendo porsupuesto que que el sitio en donde lo encuentraron no fue estropeado orastrillado por algún arqueólogo torpe de otro siglo, o hayan sido destrozados por algunos granjeros para hacer materiales de construcción) este sólo aporta una pequeña información que nos puede decir para que fue hecho por ejemplo: ¿Acaso este tazón fue usado como un plato sagrado para incienso en un templo antigüo o fue solamente un plato común y corriente usado para servir comida? La ciencia nos puede dar algunas conjeturas perorealmente son muy pocos los «hechos sólidos».
– Tenemos algunos escritos creados en los principios de la era Cristiana. Estos escritos (particularmente los de Irlanda) nos ofrece alguna pista de como eran los valores y las leyes de la sociedad Celta. Es importante destacar que estos escritos provienen de una cultura que llevaba mucho tiempo de ser Cristiana, por lo cual es difícil asumir que la «religión Celta» está basada en estas fuentes.
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