En la mitología nórdica, el mundo es representado por el fresno Yggdrasil (o árbol de la vida) nexo entre los nueve mundos, símbolo de la unión y la universalidad.
Midgard, la tierra de los hombres, se representa de forma circular y rodeada por un gran océano. En el centro de éste, hay un árbol (un fresno) cuyas ramas ascienden hasta el cielo y cuyas raíces llegan hasta los infiernos donde habita un dragón, que las roe contínuamente hasta el Rangarök o fin de los tiempos. Allí, en las raíces, también se encuentra una fuente de la que emana la sabiduría oculta.
Una ardilla, con la misión de transmitir mensajes entre el águila de la copa y la serpiente que se enrosca en las raíces, recorre el tronco. Hay un ciervo que se alimenta de las ramas y de su cornamenta surgen ríos. También hay una cabra que da aguamiel, la bebida de los guerreros en el palacio de Odín, quien, según la leyenda, se sacrificó colgándose de este árbol para obtener la sabiduría de las runas.
Asgard, en los cielos, es el hogar de los Aesir (dioses del cielo) y los Vanir (dioses de la tierra). Vanaheim pertenece a los Vanir, y se sitúa debajo de la tierra. Jotunheim, el país de los gigantes, se encuentra entre las raíces del árbol, al igual que el reino de los muertos, Helheim, dominado por la diosa Hel. Existe un puente de acceso a Asgard bien custodiado por dos gigantes, el Bifrost, que suele ser representado como un arco iris. Además, existe el mundo de los elfos, (Svartálfaheim el de los elfos oscuros y Alfheim el de los elfos de la luz), el mundo de las tinieblas o Niflheim y Muspel o Muspelheim, o el reino del fuego, mundo primordial.
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