1 – Ley del Mentalismo: “Todo es mente, el Universo es una creación mental”.
2 – Ley de Correspondencia: “Como es arriba es abajo; como es abajo es arriba”.
3 – Ley de vibración: “Nada es inmóvil; todo se mueve; todo vibra”.
4 – Ley de Polaridad: “Lo que existe o separa cosas diametralmente opuestas es solamente cuestión de grados”.
5 – Ley del Ritmo: “Todo fluye y refluye, todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende, todo se mueve como un péndulo y la medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es su compensación”.
6 – Ley de Causa y Efecto: “Todo efecto tiene su causa y toda causa tiene su efecto. Nada sucede por casualidad ni azar”.
7 – Ley de generación: “El Género está en todo. Nada puede generarse sin que el principio padre-madre se encuentre presente. Todo se genera teniendo como su origen su base masculina y femenina”.
Los 7 Principios fueron escritos por Hermes en el antiguo Egipto. Hermes es considerado el Padre de la Sabiduría, fundador de la Astrología y descubridor de la Alquimia. Toda su enseñanza se mantuvo guardada en forma secreta para la gente y sólo fue revelada a unos pocos escogidos en aquel entonces. De allí viene el concepto de «herméticamente» guardado.
Originalmente, toda la información se transmitió de boca en boca, sin material escrito. Luego se inició la recopilación de estas enseñanzas en un conjunto de axiomas y máximas, en el libro llamado El Kybalión, escrito por tres iniciados. Muchas de las enseñanzas metafísicas también se han difundido bajo la autoría del Conde de Saint Germain, quien según aseguran los estudiosos del tema, fue una de las reencarnaciones del Maestro Hermes.
Los estudiantes y maestros herméticos modernos consideran a la Alquimia como un «arte de transmutación mental», por el cual se reemplazan pensamientos de baja naturaleza por otros más elevados. Ellos sostienen que la llamada «piedra filosofal», capaz de transmutar metales en oro, era sólo un símbolo que los antiguos tomaban para representar la transformación del hombre de «plomo» en hombre de oro». El conocimiento de las Leyes del Universo nos da la oportunidad de transformarnos a nosotros mismos y a la material que nos rodea.
Dice textualmente El Kybalión: «Los principios de la verdad» son siete:
1. Principio del Mentalismo
2. Principio de Correspondencia
3. Principio de Vibración
4. Principio de Polaridad.
5. Principio de Ritmo
6. Principio de Causa y Efecto
7. Principio de Generación
el que comprende esto perfectamente posee la «clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en par».
El conocimiento y la puesta en práctica de los siete principios permiten al estudiante volverse un «mago» que, conociendo la «clave mágica», podrá ingresar en otra dimensión de vida.
EL ORIGEN DE LOS PROBLEMAS
Cada problema surge como resultado de haberse quebrado el cumplimiento de alguna de las leyes del Universo. Estas leyes o principios se encuentran operando constantemente, ya sea que seamos conscientes de ellas o no.
Por eso, he llegado a la conclusión de que el ser humano sufre por una sola razón: la falta de conocimiento. Las personas crean sus problemas por NO entender el funcionamiento de la vida. La falta de información las lleva a cometer errores que luego se transforman en dificultades. En síntesis, cuando una persona tiene un problema que le provoca sufrimiento, es porque NO cuenta con la información necesaria para superar ese problema. Es como si esa persona estuviera continuamente chocándose de frente contra una pared, sin darse cuenta de que podría darle la vuelta por la derecha, por la izquierda, o saltarla por encima.
Sólo cuando uno conoce los motivos y las características del problema, es decir, cuando uno llega a entender la cuestión, puede resolverla. El Conocimiento da Poder.
Cada vez que tengas un problema por resolver, considéralo como una oportunidad para aprender algo nuevo. Mantén tu mente abierta y receptiva a la nueva información que te permitirá saber cómo sortear el obstáculo. En primer lugar, tendrás que ser consciente de qué principio estás quebrando y luego, tendrás que aprender a alinearte con la vida para fluir con ella. El surgimiento de un obstáculo es una señal de que llegó el momento de estudiar y aprender.
A lo largo del estudio de estos Principios, encontrarás muchas respuestas interesantes a las principales cuestiones de tu vida. Entenderás ¿por qué atraes a cierto tipo de personas, cómo se generan tus problemas afectivos y cómo superarlos, por qué el dinero sigue a las personas que lo tienen y nunca a los pobres, por qué algunas personas parecen vivir en una secuencia de conflictos donde no bien terminan de resolver uno entran en otro peor?.
Comprenderás que las «enfermedades» están directamente relacionadas con problemas emocionales y mentales, que la suerte es voluntaria y se la puede crear. Aprenderás a diseñar el mundo en el que anhelas vivir y a manifestarlo. Pero para lograrlo, deberás estudiarlo con responsabilidad, estar dispuestos a cambiar y a renunciar a tus limitaciones mentales. Es un curso voluntario que te llevará a transformar completamente tu vida para alcanzar un nuevo grado de felicidad, prosperidad, salud y armonía. De ti depende…
Los Siete Principios de la Felicidad
1. PRINCIPIO DEL MENTALISMO
El Principio del Metalismo dice textualmente:
«EL TODO es Mente; el Universo es mental»
Para analizar este principio tenemos que partir de la base de que en el Universo donde vivimos existe un sólo Dios. A pesar de las grandes diferencias culturales y religiosas que existen en el mundo, Dios es Uno solo y es el mismo para todos. El Kybalión utiliza la palabra «Todo», y de esta manera se sintetiza la idea de una Única Presencia. De acuerdo con esto, en el Universo hay una sola Mente y absolutamente todo lo que existe está comprendido dentro de esa Mente.
Cada uno de nosotros es una partícula o pensamiento inmerso en este gran cuerpo mental y de esta manera se explica ¿cómo se dan los fenómenos parapsicológicos?, tales como: la transmisión de pensamientos o las premoniciones acerca del futuro. En síntesis, «Todos estamos conectados por una sola Mente»; al existir una sola Mente, como consecuencia, existe una sola Ley y ésta se manifiesta a través de los siete principios.
Si aceptamos la idea de que Dios es Infinito, Omnipresente y Eterno, alguna de las preguntas que surgen son: ¿Cómo creo Dios al Universo? ¿De dónde extrajo el material necesario para hacer todo lo que hizo? Si Dios extrajo material de algún lugar, entonces no sería ni Infinito ni Omnipresente. La respuesta correcta a esos interrogantes es una sola: Todo lo que El creó, lo creó en Su propia Mente. Es decir que todo lo que existió, existe y existirá está incluido en esa gran Mente Universal.
El Hombre fue hecho «a imagen y semejanza» de su Creador. El hombre puede crear utilizando materiales del mundo concreto pero, cualquiera sea su creación, siempre comenzará en su propia Mente. El Universo es Mental y esto significa que «cada una de las cosas que vivimos depende de nuestro pensamiento». Para algunos, la Vida es una gran oportunidad para crecer y disfrutar; para otros, la vida sólo es un gran sacrificio y una continua lucha. La gran diferencia entre ellos está en su propia mente, en su manera de percibir el mundo. Nuestro «Universo Personal» depende de nuestro Pensamiento.
En síntesis, «Todo lo que uno llegue a Creer de sí mismo es lo que va a ver reflejado en los demás». Si una persona se siente exitosa, merecedora y poseedora de buena suerte, entonces atraerá hacia sí misma situaciones y personas que reflejarán su Creencia. Lo mismo ocurre con las personas negativas que creen todo lo contrario. El Universo en que vivimos es Mental y responde a lo que elegimos pensar en cada momento. No existe nada aleatorio en la vida; «Todo lo que ocurre siempre está reflejando alguna pauta de Pensamiento que llevamos dentro».
Si el Universo es mental y todo depende de nuestro pensamiento, entonces tu primera tarea será aprender a «Controlar el Pensamiento»
2. PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA
«Como arriba es abajo, como abajo es arriba»
El estudio del Principio del Mentalismo nos enseñó que «Con nuestro Pensamiento creamos una realidad…».
El segundo Principio denominado «de Correspondencia», te permitirá entender ¿cómo y por qué a veces creamos situaciones negativas o desfavorables; por qué atraemos a personas que nos mienten, nos engañan, nos roban dinero, y demás?. La comprensión de este principio es la clave para encontrar soluciones a esos problemas.
De acuerdo con el libro El Kybalión, el Principio de Correspondencia dice textualmente: «Como arriba es abajo; como abajo es arriba». En el Universo todo se corresponde entre sí: tal como es aquí abajo, va a ser allá arriba; cuando uno logra entender todo lo que ocurre en el mundo material, entonces podrá entender todo lo que sucede en el mundo espiritual. Este principio es un auxiliar de la mente que nos permite entender lo que ocurre en el resto del Universo conociendo solamente una de sus partes. Si se estudia el funcionamiento de una estrella, como consecuencia se entenderá el funcionamiento de las galaxias. Si se estudia el comportamiento de un habitante de una sociedad, se podrá llegar a entender ¿cómo funciona dicha sociedad?. En síntesis, estudiar una parte del todo nos permite comprender el resto. Este es el principio de la analogía que nos da la posibilidad de entender la relación presente entre los distintos planos de existencia.
Cuando llevamos este principio al nivel humano, podemos modificar las palabras y decir: «Como adentro es afuera; como afuera es adentro». Todo lo que sucede alrededor de una persona refleja lo que le está ocurriendo por dentro. Esto significa que cuando una persona es desordenada con sus cosas, está demostrando su desorden interno. Por el contrario, quienes están en el otro extremo y son muy rígidos con el orden están reflejando una rigidez mental en sus ideas. Lo de adentro es como lo de afuera y viceversa.
Si se analizan las condiciones de vida que rodean a una persona determinada, se puede saber qué es lo que tiene en su mente. Las personas estructuradas lo son también mentalmente, del mismo modo, aquellos que se comportan de una manera caótica o contradictoria, tienen ideas de ese tipo.
Este principio sirve para detectar mentiras. Cuando una persona está mintiendo, el cuerpo genera cierta incomodidad que en general toma la forma de picazón en la cara. Los niños tienden a llevarse la mano a la boca después de decir una mentira; los adultos también se llevan la mano a la cara pero para arreglarse el cabello, las cejas, o para rascarse la nariz. Esto no significa que ocasionalmente una persona pueda tener picazón en la cara sin estar mintiendo. La clave es la siguiente: cuando una persona está prometiendo o afirmando algo importante y luego se rasca la cara… está mintiendo. Por ejemplo: si alguien está prometiendo amor eterno, devolver dinero, cumplir con cierto compromiso, ser fiel; o si está contando su propia historia, asegurando que no hizo nada, afirmando su inocencia o describiéndose a sí mismo, y se lleva la mano a la cara, entonces puedes dudar de lo que dijo. De acuerdo con este principio funcionan las máquinas detectoras de mentiras. La mentira produce una especie de «cortocircuito» interno y se refleja creando una incomodidad en el cuerpo; por lo general, una picazón en el rostro.
El movimiento de los ojos también acompaña a la secuencia de los pensamientos. Cuando los ojos miran hacia arriba… se está trabajando con imágenes. Si se mira hacia arriba y a la derecha… entonces se activa la parte creativa de la mente y se crean imágenes nuevas. Por el contrario, cuando los ojos se mueven hacia arriba y a la izquierda… se está activando la memoria y entonces se recuerdan imágenes.
Cuando a una persona se le formula una pregunta y mira hacia la derecha… está inventando una respuesta. Pero si, por el contrario, mira hacia la izquierda… está recordando algo que hizo. Si vas a contratar a una persona para trabajar contigo y le preguntas si ya tiene experiencia en determinado tipo de trabajo, sabrás si te está diciendo la verdad o no según el movimiento de sus ojos. Si la impresora mira hacia arriba y a la derecha antes de responder… estará creando una respuesta porque no tiene experiencia. Si mira en la dirección opuesta… estará recordando algún trabajo anterior.
Se puede activar un funcionamiento cerebral determinado en forma intencional. Cuando necesites recordar algo en particular, puedes mover tus ojos hacia arriba y a la izquierda. Eso te ayudará a traer a tu memoria más fácilmente la información que quieras recordar. Cuando no encuentres la solución a un problema, podrás mover tus ojos hacia arriba y a la derecha para activar tu parte creativa; de esta manera, imaginarás nuevas soluciones.
El Principio de Correspondencia es útil, además, para ayudarnos en momentos de crisis. Si en un momento determinado te sientes deprimido, angustiado o preocupado, arreglarte físicamente o mejorar tu aspecto personal externo inmediatamente influirá en tu estado interno. Si tu vida es muy caótica y problemática, comienza por poner en orden tu escritorio, tu guardarropas o tu dormitorio. El orden en lo exterior te ayudará a encontrar el orden en lo interno.
3. PRINCIPIO DE VIBRACIÓN
Hemos aprendido anteriormente que «Dios crea todo a partir de su Mente». Nosotros, creados a Su Imagen y Semejanza, hacemos lo mismo. Por lo tanto, llegamos a la conclusion de que vivimos en un Universo mental: «Aquello que llegamos a Creer es lo que se manifiesta en nuestra vida».
La mente humana está dividida básicamente en dos partes: la Consciente y la Inconsciente. La última es la depositaria de todas nuestras programaciones y recuerdos; mientras que en la primera radica todo nuestro Poder de Decisión.
La Mente Consciente es la que se encuentra conectada con el Espíritu. Solamente al ser consciente de lo que vives lo puedes cambiar. La Mente Subconsciente es la equivalente al Alma; es el gran archivo de las experiencias de esta vida y de las anteriores. Finalmente, tenemos nuestro Cuerpo Físico, que es el vehículo principal para vivir las experiencias en este plano.
Aprendimos que existe una correspondencia entre lo que vivimos por fuera y lo que llevamos adentro; que la realidad no es más que un espejo de nuestro interior. Esto significa que si vivimos un caos, sin amor, con problemas económicos, o enfermos, es porque existe una idea o programación que nos lleva a elegir eso.
A partir de esta unidad, vamos a dar un paso adelante y estudiaremos una de las maneras de producir cambios profundos en nuestra realidad.
Textualmente, el Principio de Vibración dice lo siguiente: «Nada está inmóvil, todo se mueve, todo vibra».
Esto significa que en el Universo donde vivimos no existe nada que sea totalmente firme o estable. Todo se encuentra en un continuo movimiento, una continua vibración y transformación. Cada parte del Universo tiende a transformarse en algo mejor, evoluciona hacia un nuevo nivel de existencia.
En nuestro orden personal, la vida nos empuja siempre a vivir de una manera mejor. Las crisis aparecen cuando permanecemos rígidos o inflexibles en una posición. Cuanto más cerrados estemos en una posición o idea, más fuerte será el esfuerzo que hará el Universo para movernos de allí. Por eso es que la gente sufre fuertes crisis y luego cambia. Algunas personas necesitan pasar por enfermedades, accidentes o pérdidas para darse cuenta del valor que tienen ciertas personas o su propia vida. Hay otras personas que caen en la inercia y no toman decisiones; cuando eso ocurre, el Universo mismo toma las decisiones por ellos. De acuerdo con el Principio de Vibración «debemos aprender a prepararnos para los cambios en la vida». Según este principio, si tiendes a aferrarte a una vivienda, una pareja, un trabajo, una amistad, o a cualquier objeto que te dé seguridad, lo más probable es que tarde o temprano sufras. ¿Por qué? Porque en el Universo no existe nada que se encuentre inmóvil.
Esto no significa que tendrás que quedarte sin vivienda, familia, trabajo o pareja; sino que lo que hoy estás viviendo no se repetirá en el futuro. No hay manera posible de repetir el pasado. Existen parejas que, después de haberse separado, deciden volver a estar juntos con la intención de ser como antes. Esto es un camino seguro a la frustración. Es posible que la reconciliación los lleve a vivir una mejor relación que la del pasado, pero nunca igual.
Este principio hermético nos enseña que cada objeto que vemos está compuesto de millones de átomos. Estos átomos se encuentran formados por partículas que giran a grandes velocidades alrededor de un núcleo.
Podemos decir que existen dos formas extremas de vibración: una baja, que corresponde a la materia y otra alta, que pertenece al terreno del Espíritu.
Cuando la vibración es muy baja, decimos que la materia está en reposo, permanece inerte para nuestros sentidos y parece sólida. Sin embargo, la materia está compuesta de millones de átomos que se encuentran en pleno movimiento y transformación. Por otra parte, cuando la vibración es muy alta, llegamos al extremo del Espíritu y decimos también que la materia está en reposo. Aquí la materia vibra en una frecuencia tan alta que nos da la sensación de que tampoco tiene movimiento.
Para entender mejor este concepto, imagínate las paletas de un ventilador. Cuando el ventilador está sin funcionar puedes percibir claramente sus partes, que están en reposo. Cuando pones en marcha el aparato, y especialmente a altas velocidades, las paletas giran tan rápidamente que parecen desaparecer e, incluso, puedes ver a través de ellas. Aquí también decimos que la materia está en reposo porque pareciera no existir. Este es el nivel del Espíritu. El eslabón entre la materia y el Espíritu es el éter.
Los órganos de nuestro cuerpo físico están formados por células, que, en última instancia, están compuestas de átomos. Por lo tanto, aquello que percibimos como un cuerpo sólido no es tan sólido. Nuestro cuerpo físico está formado por un 99,999% de espacio vacío, y solamente 0,001% de materia; este último porcentaje, según la Física Cuántica, es también espacio vacío. La Física Cuántica es la que estudia el comportamiento del átomo. Ella nos enseña que nuestro cuerpo físico se encuentra continuamente intercambiando átomos con el medio. Al inhalar aire tomamos los átomos con el medio. Al inhalar tomamos los átomos del entorno; al exhalar devolvemos átomos de nuestro propio cuerpo físico.
Literalmente, cuando ingresamos en un lugar, empezamos a absorber parte de ese lugar. Por eso es que algunos lugares nos llenan de energía positiva o todo lo contrario. Los lugares de la naturaleza como… playas, montañas, bosques, lagos y demás, están cargados de vibraciones positivas.
Cuando permanecemos en ellos, nuestro cuerpo físico se renueva con átomos de alta calidad. Por tal motivo, uno se regenera y se sana al estar en ese tipo de lugares. Por el contrario, cuando uno ha permanecido cierto tiempo en un lugar de vibraciones bajas o negativas, se siente contaminado. La recuperación no es inmediata y podemos permanecer hasta varios días sintiéndonos mal por las energías que hemos ingerido.
Cada tres años, el cuerpo humano renueva completamente todos sus átomos, después de este tiempo, poseemos un modelo absolutamente nuevo de cuerpo físico. La pregunta inevitable es ¿qué hace que el cuerpo cambie o se deteriore?. Hay una sola respuesta… la Mente.
Lo que lleva a los átomos a agruparse y a producir cambios en tu cuerpo es la idea que gobierna tu propia mente. Si piensas que a los cincuenta años comienza la vejez de tu vida, tu cuerpo envejecerá. Por el contrario, si crees que a esa edad estás en tu mejor momento, entonces tu cuerpo responderá dándote vitalidad y entusiasmo. Cada uno de nosotros tiene su propio reloj biológico y éste determina cuándo comenzamos a envejecer.
De la misma manera, cada partícula de tu cuerpo físico está «escuchando» tu diálogo interno y responderá fielmente al mismo. Si tienes pensamientos felices, tu cuerpo reaccionará con energías positivas. Por el contrario, si te deprimes y sólo ves la vida de una manera muy negativa, lo más probable es que te enfermes. Las personas que tienen enfermedades crónicas son aquellas que tienen pensamientos «crónicos», cuando renuncian a los patrones de conducta antiguos y sus ideas más negativas… comienza su curación.
A pesar de que nuestro cuerpo se regenera constantemente, la razón de su deterioro es que creemos que eso necesariamente nos debe ocurrir. Existe una historia, un pasado, que sustenta esa creencia. Al creer en ese pasado, continuamos repitiendo la historia… No estamos solos con nuestros pensamientos; vivimos en una sociedad donde crecemos, aprendemos y nos desenvolvemos a diario. De ella tomamos una serie de ideas a veces muy positivas y otras, no tanto. Si pudieras levantarte mañana olvidándote completamente de tu pasado, tu cuerpo no envejecería. Si decidieras, por ejemplo, vivir doscientos años, todo tu cuerpo respondería a esta idea pero, primero, tendrías que convencerte a ti mismo de esa posibilidad. Tu cuerpo «escucha» tu diálogo interno y si tienes dudas, manifestará esas dudas. Recuerda que no son los pensamientos lo que se manifiestan sino las creencias. Si crees en la enfermedad, las células de tu sistema inmunológico bajarán sus armas y permitirán que contraigan alguna enfermedad. Por el contrario si crees que tu cuerpo físico es saludable y resistente, tu sistema inmunológico tomará esta idea como una orden y jamás te enfermarás.
Uno de los descubrimientos más interesantes de la Física Cuántica es que el resultado de cualquier experimento dependerá en gran medida del grado de expectativa de quien lo realiza. Antes se creía que si dos personas realizaban la misma prueba, con los mismos ingredientes y medidas, llegarían a obtener el mismo resultado. Ahora se sabe que los átomos se agrupan según su compatibilidad y responden a las expectativas del observador. Esta es la razón por la cual una persona puede tener la habilidad de cocinar una comida muy sabrosa y nadie puede imitarla, aún cuando los demás sigan todas sus indicaciones y utilicen los mismos ingredientes, el resultado nunca será el mismo. El resultado depende siempre de la expectativa del observador y de su interés personal en el experimento. De esto se deduce fácilmente que la comida más sabrosa será aquella que contenga como ingrediente principal mucho amor.
4. PRINCIPIO DE POLARIDAD
El Principio de Polaridad se encuentra justo en el medio. La comprensión cabal del mismo permite producir grandes cambios en la vida. Si todavía no has visto grandes cambios en la vida. Si todavía no has visto resultados notables con la aplicación de lo que has estudiado hasta ahora, prepárate para experimentar la magia de la transformación.
El Principio de Polaridad dice textualmente: «Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos; los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse».
Para comprender mejor el Principio de Polaridad, lo vamos a estudiar por partes. Está claramente explicado que en el Universo donde vivimos todo es doble, todo tiene su par de opuestos. Algunos son: blanco/negro, hombre/mujer, calor/frío, arriba/abajo, este/oeste, bueno/malo, rico/pobre, amor/odio, sucio/limpio, culpable/inocente.
Nuestra función como metafísicos es aprender a «armonizar los opuestos». Venimos al planeta Tierra a desarrollar la habilidad de encontrar el justo equilibrio entre los distintos polos. Tenemos que aprender a pararnos justo en el medio.
El Kybalión dice que «los opuestos son iguales en naturaleza, pero que difieren en grados». Para entender mejor este concepto debemos imaginarnos un termómetro. En él vemos cómo el mercurio sube o baja la escala de grados indicando la temperatura del ambiente. Pero aquí surge una pregunta clave. ¿Dónde empieza el frío y dónde empieza el calor? El límite no está en el grado cero. Cuando hace cero grados se siente mucho frío en cualquiera de las dos escalas conocidas (centígrados o farenheit). De acuerdo con los grados centígrados, para algunos el frío comienza a sentirse a los quince grados, para otros, a los diez. La interpretación es completamente subjetiva.
La conclusión final es que no existe diferencia entre el frío y el calor. Los dos son extremos de una misma cosa, son polos opuestos, la única diferencia entre ellos es el grado en el que se están manifestando. Cuando el termómetro marca los grados menores, tenemos la sensación del frío. Por el contrario, cuando la marca llega a grados mayores decimos que hace calor. Pero en esencia, estamos hablando siempre de la misma cosa: la temperatura.
Veamos otro ejemplo práctico: a veces, cuando amamos demasiado a alguien también pasamos al extremo del odio con facilidad. Después de haber compartido intensamente nuestra vida con una persona, no queremos volver a verla nunca más. Hemos pasado de un polo al otro, como del frío al calor. Cuando alguien afirma que no desea ver más a su ex pareja es porque en el fondo todavía siente mucho amor. Todavía está actuando dentro de la polaridad amor/odio. La ausencia de amor se constata cuando hay indiferencia, cuando a la persona le da lo mismo ver al otro o no.
Tal como lo afirma El Kybalión, los opuestos son lo mismo. Cuando observamos a una persona muy buena y luego la comparamos con otra que es muy mala, en esencia sabremos que estamos hablando de la misma cosa pero en diferentes grados de manifestación; cada una de ellas está ubicada en un extremo. Todos tenemos distintos grados de bondad y también de maldad. Las personas extremistas, para las cuales todo es blanco o negro, tienen más trabajo por hacer porque a ellas les resulta más difícil ser parcial o encontrar el punto medio.
¿Cuál es la razón por la cual debemos aprender a armonizar los opuestos? La respuesta es sencilla: encontrar la unidad en todo. Recordemos lo estudiado anteriormente: en el Universo existe un solo Dios, una sola Fuente, una sola Energía, un solo Amor; por lo tanto, la diferencia que percibimos entre polos opuestos no es real. Lo que existe en esencia es la Unidad. Si queremos acceder al estado de paz y armonía en la cual habita Dios, debemos aprender a encontrar la unidad en todo lo que nos rodea. Mientras más separación percibimos, más lejos estaremos de encontrar el amor y la paz de Dios.Cuanto más separación percibimos más se manifiestan los conflictos.
Debemos aprender a reconocer que el «culpable» también es inocente; que nadie es tan bueno ni tan malo como parece; que nada es tan lindo o tan feo como lo catalogamos; que nada es tan caro o tan barato. Cuando empezamos a ejercitarnos para encontrar la unidad en todo, el resultado que se obtiene es la paz.
Cuando estudiamos el Principio de Vibración, vimos que vibración más alta corresponde al Espíritu; por otra parte, la vibración más baja le corresponde a la materia. Ahora sabemos que, en esencia, los dos extremos son la misma cosa. Sólo cuando aprendamos a pararnos en el punto medio encontraremos la paz. Dicho de otra forma: no se puede vivir feliz en el mundo material sin tener espiritualidad y no se puede ser espiritual si no se tiene orden en el mundo material. Los dos extremos necesitan ser conciliados para lograr una vida armoniosa.
Lo único que no tiene opuestos es el Amor de Dios, que es incondicional, permanente y sanador. Dios nos ama y nos acepta tal como somos. El nos ha creado de esa forma; por lo tanto, Él conoce cada una de nuestras virtudes y defectos. Su aceptación es total y no hay ninguna clase de condenación de su parte. Cuando hablamos de la polaridad amor/odio, por lo general estamos hablando del amor romántico. Recuerda siempre que el Verdadero Amor no tiene opuestos.
Otra parte de este mismo Principio sostiene que «los extremos se tocan». Para entender esto, veámoslo en otro ejemplo práctico: si yo decido viajar siempre en dirección este y pudiera dar toda la vuelta al mundo, entonces terminaría en el mismo punto de partida. La pregunta que surge entonces es: ¿Dónde está el oeste? La respuesta más acertada de acuerdo con este principio, sería que el este y el oeste son lo mismo.
Debemos recordar que «como arriba es abajo, como abajo es arriba», lo más probable es que si yo viajara a través del Universo siempre en la misma dirección, finalmente terminaría en mi punto de partida. En el Universo todo tiene un movimiento circular cíclico.
Seguramente estarás preguntándote ¿cómo se utiliza este principio en la vida práctica? la explicación es ésta: cada vez que te encuentres viviendo una situación extrema, es decir, que estés ubicado en uno de los polos y desees revertir o neutralizar la situación, deberás comenzar a crear la energía de la polaridad opuesta. De esta manera, llevarás el «termómetro» a su punto medio. Como ejemplo concreto, piensa en lo siguiente: cuando tienes frío, enciendes la calefacción o te abrigas más, es decir, buscas calor. Con el calor se neutraliza el frío y viceversa; con la luz se hace desaparecer la oscuridad; con el amor se transforma el odio, y así con todas las polaridades.
No se puede cruzar de un par de opuestos a otro y esperar un resultado en el primero. Si deseas transmutar una situación, tendrás que utilizar la energía envuelta en ese par, no en otro. Volviendo al ejemplo anterior, si tienes frío, buscas cómo generar más calor -y no otra cosa. Si estás en una situación de pobreza, buscas ganar más dinero, no más frío ni calor. Se debe trabajar siempre con elementos de la misma naturaleza, a los cuales les cambia su grado de manifestación.
Es probable que hayas escuchado alguna vez un comentario como el siguiente: «¿Por qué Dios no le da una pareja a esta chica que es tan buena y servicial? La respuesta se encuentra en este principio. Por que esa joven está generando la energía de las polaridades del servicio y la bondad, pero no la del amor. Con la bondad se elimina la maldad; con el servicio se elimina el desamparo. En otras palabras, no se consigue pareja siendo «bueno»; sólo se consigue Amor cuando se ama. ¿Pero a quién vas a amar si no tienes a nadie? En primer lugar, a ti mismo, y luego a la persona ideal que «fabriques» en tu mente. Sólo así se manifestará el Verdadero Amor en tu vida.
Las personas que tienen problemas de dinero o están en la pobreza deben empezar a dar algo de lo poco que tienen; es decir, deben fingir que están en el otro polo y comenzar a actuar como «ricos» o, al menos, como alguien que tiene algún dinero. Hay personas que piensan que «Dios los va a ayudar económicamente» porque ellos brindan su tiempo sirviendo en alguna institución de beneficencia. Si brindas tu tiempo, todo lo que recibirás a cambio es todo el tiempo que necesites para tu vida personal. Para mantener una vida próspera, es necesario respetar la «Ley del Diezmo»: dar el diez por ciento del dinero que recibimos a la persona, el lugar o la institución que en ese momento nos provee nuestro alimento espiritual. De esta manera, mantenemos en circulación la energía del dinero.
Mis alumnos se asombran cuando les digo que Dios ni se entera de nuestros problemas. Esto es debido a que lo que llamamos «Dios» es una Vibración perfecta del Universo, en el cual no hay discordias, ni guerras, ni niguna clase de problemas. Nuestro problema se reduce a un problema de percepción, porque en este plano percibimos dos polos en todo lo que nos rodea. Aquí estamos experimentando el fenómeno de la separación, que no es real, y hasta que no aprendamos a encontrar la Unidad en todo no «llegaremos a Dios». Nosotros no vamos hacia Dios; ya estamos en Él. No hace falta morirse para «ir al Cielo». El Cielo ya está aquí; sólo debemos aprender a reconocerlo. Para eso, necesitamos cambiar nuestra percepción del mundo y eliminar de nuestra mente la idea de polaridades. A este proceso lo definimos como el de «armonizar los opuestos».
5. PRINCIPIO DEL RITMO
El Principio del Ritmo dice textualmente: «Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación»
En el Universo todo tiene un movimiento similar al de las olas, de avance y retroceso. Los científicos ya han comprobado este movimiento a través de la evolución de los planetas, las estrellas, los soles, y demás. La vida tiene movimiento pendular y el proceso de nacimiento, crecimiento, desarrollo y muerte se repite incesantemente en todo.
El mismo movimiento que se da en el plano físico, también se da en los planos emocional y mental. Esto quiere decir que tanto nuestro humor como nuestros pensamientos también responden a ese ritmo. Como ejemplo, podemos decir que después de un período de gran tristeza, pesadumbre o dolor, se sucede otro lleno de gran alegría, felicidad y satisfacción. A veces, los cambios de humor se dan en el mismo día; uno se siente optimista y alegre, y al rato, triste y preocupado. El estudiante debe aprender a dominar este movimiento pendular para evitar el arrastre hacia la polaridad no deseada.
El principio está muy relacionado con el anterior: el Principio de Polaridad. En cada punta del péndulo podemos ubicar uno de los polos opuestos y así vemos claramente cómo oscilamos de un extremo al otro.
Raramente llegamos a los extremos totales. Nuestro péndulo oscila en diversos grados y, así, alcanzamos ciertos grados de felicidad o de tristeza. El Kybalión define a este ritmo como compensación. Aunque el movimiento es difícil de medir en números y no sabemos en qué grado se da, podemos determinar en qué fase del movimiento nos encontramos.
Cuando una persona se encuentra en el polo de la tristeza, debe saber que en algún momento la vida lo llevará hacia el polo de la alegría, lo desee o no. Cuanto más profunda sea la primera, mayor será la segunda. El ritmo siempre comienza por el polo negativo. De esto se deduce que la medida del movimiento negativo será igual a la del movimiento positivo.
El Principio del Ritmo nos advierte también que los momentos de felicidad o éxito no son permanentes, tarde o temprano, el péndulo nos llevará a retroceder para luego volver a avanzar. Esto no significa que uno tenga que perder lo que ha logrado, pero es necesario saber que el periodo de crecimiento o de dicha no es constante. Entonces, debemos prepararnos tomando la mayor ventaja posible de los buenos momentos, hasta que aprendamos a manejar el Principio del Ritmo a voluntad. Por ejemplo, si estoy viviendo un momento de crecimiento económico, tendré que aprovechar para ahorrar parte de ese dinero.
Existen casos en que las personas parecen haberse quedado estancadas en uno de los extremos del péndulo; se dice que esas personas se han «polarizado». La mayoría tiende a estancarse en los polos negativos: pobreza, soledad, enfermedad, y demás. Utilizando ciertas técnicas metafísicas, la persona puede llegar a despolarizarse y mejorar su vida. Para entender mejor este concepto, puedes comparar el proceso de despolarización al de nadar en el mar. Cuando se nada en contra del movimiento de las olas se requiere mucho más esfuerzo y, a veces, ni siquiera así se puede regresar a la costa. Sin embargo, cuando aprovechamos el empuje de una ola y nadamos en la misma dirección, avanzamos con más rapidez y menor esfuerzo.
El estudio del Principio del Ritmo nos permite sintonizarnos con nuestro propio movimiento pendular para aprovechar los momentos de avance. Pero, con el tiempo, el metafísico aprende a escapar completamente a este movimiento pendular. Para lograrlo, busca situarse arriba del péndulo, donde no hay movimiento de arrastre.
De acuerdo con lo que hemos estudiado anteriormente, sabemos que contamos con: Espíritu, Alma y Cuerpo.
El Espíritu se corresponde con la Mente Consciente. Gracias a la acción de nuestro Espíritu tomamos decisiones y nos movemos en cierta dirección; aquí se localiza nuestra «voluntad».
El Alma se corresponde con la Mente Inconsciente, es el gran archivo donde almacenamos todas las experiencias vividas. El Alma es la fiel servidora del Espíritu y ejecutará aquello que elija.
Finalmente, el Cuerpo se corresponde con nuestro cuerpo físico, vehículo necesario para vivir las experiencias en este plano.
Si ordenamos estos niveles de existencia de arriba abajo (Espíritu, Alma y Cuerpo) y ubicamos el eje del péndulo en la parte superior, podemos deducir que lo que más sufre el embate de su movimiento es el cuerpo físico, ya que le toca el recorrido más amplio del péndulo. Le sigue el mundo emocional o el terreno del Alma y, finalmente, el plano del Espíritu, donde las situaciones no cambian, aquí el movimiento pendular es muy leve o inexistente. Por lo tanto, en la medida en que ascendemos a planos superiores, el embate del péndulo se reduce hasta que desaparece. Esto se logra cuando ingresamos plenamente en el plano del Espíritu, el plano del eterno presente y la dicha constante.
Uno de los instrumentos más eficaces para acceder al plano del Espíritu es la práctica de la «Meditación». Cuando se entra en meditación, se permanece en un estado sin tiempo, donde las presiones de la vida cotidiana y las de nuestro propio ego desaparecen. Hay muchas maneras de meditar. Cada alumno deberá buscar la manera que le resulte más adecuada a su temperamento.
Básicamente, meditar significa concentrar la mente en un solo pensamiento, que puede ser una palabra determinada (amor, justicia, paz), algún sonido de la naturaleza (el canto de los pájaros, la lluvia, el viento), alguna música o la repetición de un mantra («Ohm»). Cuando uno realiza una actividad concentrándose totalmente en la misma, se encuentra meditando. Esta actividad puede ser tanto pasiva (por ejemplo: leer un libro o contemplar la naturaleza) como activa (por ejemplo: la práctica de un deporte o el trabajo de jardinería).
En mi experiencia personal, gracias a la meditación superé muy rápidamente la última crisis afectiva que tuve que atravesar. Cada día, practicaba tres o cuatro veces un ejercicio de meditación en el cual se debe repetir en voz alta y en forma contínua el sonido «Ohm». Cada vez que me sentía angustiado por lo sucedido, comenzaba a repetir «Ohm» por lo menos durante quince minutos, y esa repetición me hacía entrar en un estado que disolvía toda angustia o frustración. El sonido «Ohm» me llevaba a entrar en contacto con mi propio Espíritu y a sentir su paz. Lo que en otro momento de mi vida me hubiera tomado meses poder superar, me llevó sólo una semana. Gracias a este ejercicio, pude disolver el movimiento pendular emocional y recuperar mi equilibrio personal rápidamente.
En el Universo, todo tiene su propio ritmo: las actividades, los trabajos, las relaciones y demás. Cuando uno aprende a fluir con ese ritmo no sufre. Por ejemplo, hay negocios que funcionan más en verano que en invierno; hay mercaderías que son más requeridas en ciertas épocas del año que en otras; hay actividades que se incrementan hacia fin de año, como las ventas de Navidad.
Las relaciones humanas también tienen su ritmo y cumplen ciclos. Si una persona cree que ya ha encontrado el ritmo de su vida y que todo estará bien, tarde o temprano se decepcionará porque se encontrará sumida en alguna crisis o problema. Esto no es un mal augurio sino que, por el contrario, implica reconocer que la vida tiene este movimiento pendular. En el caso de una pareja, las crisis son peores cuando este movimiento no se da en sincronía. Uno de ellos puede estar viviendo un momento de crecimiento y el otro no.
En principio, el estudiante deberá aprender a fluir con el péndulo para luego mantenerse en el punto que desee sin dejarse arrastrar por el movimiento negativo.
La naturaleza nos recuerda este movimiento rítmico de muchas maneras: el ritmo de nuestro corazón, la respiración, las olas del mar, las mareas, el cambio de estaciones, el día y la noche. El cuerpo femenino también responde a un ciclo determinado y por eso se dice que la mujer percibe intuitivamente los ciclos de la vida.
6. PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO
El perdón
El sexto Principio metafísico es uno de los más difundidos y dice textualmente: «Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad pero nada escapa a la Ley»
Absolutamente todo lo que estamos viviendo en el presente ha sido generado en algún momento, lo hemos creado ya sea consciente o inconscientemente en esta o en otra vida. Cuando decimos que algo nos sucede «por casualidad», sólo estamos refiriéndonos a una ley que desconocemos, pero en realidad era un evento que nos tocaba vivir porque lo habíamos generado de alguna manera.
Es agradable pensar que todo lo bueno que nos ocurre es el producto de nuestras buenas acciones; pero por el contrario, nos cuesta aceptar que las situaciones negativas que se nos presentan también las hemos creado. Se nos hace difícil llegar a entender ¿por qué y cuándo generamos lo negativo? Este principio nos da la respuesta al explicarnos que son muchos los planos de causación; algunos de ellos provienen desde muy atrás en el tiempo y están dormidos en la memoria, son eventos que pudieron darse tanto en la infancia como en vidas anteriores.
Además, genéticamente recibimos la «influencia» de… nuestros padres, a eso le agregamos la influencia de cuatro abuelos y, si seguimos, vemos que también recibimos la influencia de ocho bisabuelos. Así, esta cadena continúa infinitamente. También recibimos las influencias de la sociedad en la que crecemos, la religión que practicamos, las instituciones de enseñanza a las que asistimos, los lugares de trabajo, los clubes, los amigos que nos rodean, y demás. Estos son sólo algunos ejemplos para indicar que existen muchos planos de causación y nosotros somos el resultado de la suma de dichos planos. Llamamos «planos de causación» a los lugares, personas y eventos que nos han enseñado un «patrón mental o creencia » que tomamos como verdaderos.
Cada estudiante de metafísica debe analizar el conjunto de información que ha recibido a lo largo de su vida; conscientemente debe seleccionar aquello que desea mantener en su mente y lo que debe desechar. En este proceso se debe reconocer lo que pensaba… nuestro padre, nuestra madre, nuestros abuelos, y qué es lo que elegimos pensar nosotros. También es conveniente recordar lo que uno acostumbraba pensar tiempo atrás y lo que elige pensar ahora. Siempre tenemos la libertad de poder elegir en el presente, que es el único momento que existe. Recuerda que lo llamamos «libre albedrío» no es más que la oportunidad que se nos da de elegir nuestros pensamientos. En esto radica nuestro verdadero poder y es así como tomamos las riendas de nuestra vida.
En este proceso de selección de pensamientos debemos ser responsables y evitar en todo momento caer en el papel de víctima. Para la mayoría, es más fácil culpar a alguien o a algo por la infelicidad y, por lo tanto, se deja de lado la posibilidad de «cambiar y crecer». Hay personas que culpan al gobierno, la situación económica, su pareja, su familia, sus hijos, jefes, y además, algunos llegan a culpar al clima (humedad, calor, frío) por su insatisfacción.
Tal como aprendimos al estudiar el Principio de Correspondencia, debemos recordar que «todo lo que ocurre por fuera está reflejando nuestro estado interno». Cuando algo externo nos produce insatisfacción o dolor, eso sólo nos está recordando que tenemos una herida que sanar; de otra manera, no nos alteraríamos.
Es muy recomendable investigar el origen de las situaciones presentes. Si estás viviendo un momento de soledad, no se debe a que tienes «mala suerte» y no encuentras a nadie adecuado para tí. Esa soledad tiene un significado en tu vida; es una lección que debes aprender. La manera más rápida de encontrar respuestas a los conflictos que vivimos es formulando la pregunta a nuestro Yo Superior o Dios Interno. Esto se debe hacer preferiblemente en estado de meditación. Las respuestas que uno recibe siempre son claras y concretas; por lo general, se resumen en pocas palabras o en una sensación.
Si tienes la costumbre de rezar u orar frecuentemente, recuerda que eso es sólo una parte de tu diálogo con Dios. Cuando estás rezando es como si le estuvieras hablando a Dios. Pero cuando estás meditando… estás escuchando Su respuesta. Si sólo rezas, estás produciendo un monólogo en el cual no estás escuchando a la otra parte. Esta es la razón por la cual mucha gente religiosa se desconcierta y se queja de que Dios «no contesta sus pedidos». Es imposible que eso ocurra. Dios siempre contesta y en forma inmediata. La solución es permanecer en silencio unos minutos después de rezar, y prestar atención a lo que recibimos internamente. ¿Cómo sabrás cuándo es Dios quien contesta tus inquietudes y no tu propio ego? Hay una clave para reconocerlo: las respuestas de Dios son siempre una forma de paz y armonía para todos los concernidos.
Las aparentes injusticias que vemos en la vida diaria encuentran su fundamento en este principio. A lo largo de numerosas vidas anteriores hemos ido generando causas, que determinan nuestra situación presente. Hay personas que han hecho mucho bien en el pasado y ahora les toca vivir su recompensa. A estas personas las percibimos como «afortunadas». Por otra parte, hay otros que han cometido muchos errores, han quebrado ciertas leyes universales y ahora se encuentran atrapados en problemas y dificultades. Por eso es que nace gente pobre, enferma o con «mala suerte», mientras que otros nacen saludables, en un hogar confortable y con buenas oportunidades. Sin embargo, sin importar ¿cuál es la apariencia o situación que nos toca vivir?, todos venimos al planeta con la única función de sanarnos a nosotros mismos. Por tal motivo, los problemas desaparecen cuando terminamos de aprender nuestra lección. Así vemos que todo lo malo que vivimos no es más que la oportunidad de abrir nuestra Conciencia a un conocimiento nuevo.
Se llama «karma» a la deuda que tenemos con nuestro destino y «dharma» a la recompensa que recibimos por nuestras buenas obras del pasado. Por ejemplo, una persona puede estar atravesando una crisis y, en el momento menos esperado, aparece alguien que la ayuda desinteresadamente. Ese «alguien» quizá sea una persona a la cual ha beneficiado antes. Todo el bien que hacemos a los demás vuelve en algún momento a nosotros multiplicado. Ocurre lo mismo con todo lo malo.
Si alguna vez hemos perjudicado a alguien, tarde o temprano alguien nos va a perjudicar. Esto es lo que la Biblia explica como la «Ley del Tallón», que dice textualmente: «Ojo por ojo, diente por diente». Esta ley ha sido mal interpretada y muchos la entienden como la ley de la venganza; sin embargo, lo que afirma no es más que la ley de causa y efecto: si le quitas un ojo a alguien, te tocará perder un ojo tuyo, ni uno más ni uno menos.
El karma y el dharma pueden entenderse como actividades en dos bancos diferentes. Al primero le debemos dinero y nos perseguirá hasta que le paguemos. Por el contrario, el segundo nos paga intereses por lo que hemos depositado. Estos bancos no tienen conexión entre sí; es decir que por más buenas obras que hagamos en el presente, igual tendremos que saldar nuestras deudas con el destino.
La cadena del karma puede llegar a ser eterna: una persona quizá sea víctima de alguien en una vida y luego se vuelva vengadora en la siguiente, para luego volver a ser la víctima y así sucesivamente… La cadena se corta cuando una de las partes involucradas decide perdonar. El karma se disuelve por completo gracias a la práctica del perdón.
Perdonar no es tan fácil como uno cree. Muchas personas que dicen haber perdonado sólo hacen un juego intelectual; cuando vuelven a tener otro problema con la persona «perdonada», el resentimiento y los reproches aparecen instantáneamente. Esto es lo que conocemos como «perdono pero no olvido», lo que sólo nos indica que el perdón no ha tenido lugar aún. El verdadero perdón otorga paz.
Básicamente, hay dos maneras de cortar el karma. Para entender cómo funcionan estas dos maneras, vamos a imaginarnos una relación entre un hombre y una mujer en la cual el primero ha perjudicado a la segunda. En esta vida, ella sentirá un gran deseo de vengarse y perjudicarlo pero como se ha elevado espiritualmente y conoce la Ley de Causa y Efecto elige perdonarlo y NO responde al impulso negativo. El karma ha sido interrumpido gracias a su decisión de perdonar.
Imaginemos ahora el mismo caso pero, en esa oportunidad, con la diferencia que la mujer no está tan iluminada y elige perjudicar al hombre. Es ahora él quien acepta la responsabilidad de lo que le ocurre porque conoce la Ley e Causa y Efecto, y entonces elige perdonarla. El Karma ha sido interrumpido nuevamente.
En pocas palabras, sólo hace falta que una de las partes involucradas tenga la buena voluntad de elegir el perdón como solución al conflicto.
La mayoría de las personas que no perdonan actúan así porque sienten que alguien tiene que pagar por lo que les ha sucedido; existe en ellas una sed de justicia que, en apariencia, no se da en este plano.
Cada estudiante de metafísica debe saber que la Justicia Divina opera a través de la Ley de Causa y Efecto. En consecuencia, debemos aprender a ser conscientes de nuestros actos. Cada pensamiento o acción que iniciamos es una causa que, indefectiblemente, tendrá su efecto. Si peleamos y discutimos con la gente a nuestro alrededor (causa), el resultado será un gran conflicto (efecto). Sin embargo, si hacemos favores y ayudamos a otros (causa), también recibiremos lo mismo en algún momento (efecto) aunque quizá los favores nunca provengan de las personas a quienes hemos ayudado. Por eso es que todas las religiones del mundo enseñan a hacer el bien. La única manera de vivir bien es generando buenas acciones.
7. PRINCIPIO DE GENERACIÓN (1ra. Parte)
El Principio de Generación dice textualmente: «La generación existe por doquier. Todo tiene sus principios masculino y femenino. La generación se mantiene en todos los planos».
El Principio de Generación se refiere a la Creatividad. Lo que nos dice El Kybalión es, que para crear algo nuevo, es necesario la conjugación de dos energías: la masculina y la femenina; si esta conjugación no se da, entonces no se da la manifestación. Este principio está muy relacionado con el de polaridad porque habla de dos energías opuestas, pero se diferencia de aquél porque se refiere exclusivamente al proceso de creación.
Este principio no tiene que ver con el sexo; el sexo es una de sus manifestaciones. Más allá de nuestro sexo, todos somos portadores de energías masculinas y femeninas y tenemos que lograr la perfecta conjugación de éstas para obtener éxito en la vida. El hombre que es muy machista, es decir, que se ha polarizado en el extremo de la energía masculina, tarde o temprano sufrirá por la falta de su lado receptivo, intuitivo o imaginativo. Por otra parte, la mujer muy dependiente o sumisa, polarizada en la energía femenina, también sufrirá por la falta de iniciativa y confianza en sí misma. Sin importar nuestro sexo, cada uno tiene que desarrollar tanto su parte masculina como femenina para sentirse equilibrado.
Debemos recordar que para que exista la electricidad tiene eque haber dos polos: el positivo y el negativo. Solamente la combinación de ambos produce la electricidad.
El símbolo del Yin-Yan representa la perfecta armonía entre las energías masculina y femenina. La parte negra simboliza la energía Yin o femenina; la parte blanca es la energía Yan o masculina. De acuerdo con este símbolo, exactamente donde termina la energía femenina comienza la masculina y viceversa. Además, observamos que dentro de la parte negra existe un círculo blanco; esto significa que en el corazón de la energía femenina existe la energía masculina y también ocurre lo mismo con la parte blanca. Cada una de ellas necesita de la otra para complementarse y lograr el equilibrio perfecto.
La energía Yin o Femenina es la receptiva, creativa, imaginativa y pasiva. La energía Yan o Masculina es la dinámica, activa, agresiva y es la que regula la capacidad de dar.
Es conveniente tener el símbolo Yin-Yan a la vista, en una medalla o cuadro para que nos recuerde en forma permanente el equilibrio que debemos encontrar.
La energía tiende a complementarse y por eso, atraemos a nuestras vidas a las personas con la polaridad que nos falta. Cuando una persona es muy tranquila, pasiva o tímida, es muy probable que atraiga a su vida a amigos más agresivos, dinámicos y extrovertidos. Por el contrario, la persona más peleadora siempre busca rodearse de gente más pacífica o sumisa. Cada uno de nosotros atrae la energía que le está faltando.
Pero sabemos que los polos opuestos son iguales en naturaleza; solamente difieren en su grado de manifestación. También hemos estudiado que uno de los objetivos de nuestra vida aquí en el planeta es aprender a armonizar los opuestos. El sentido de atraer a personas o situaciones con la polaridad que nos falta es el de ayudarnos a encontrar la armonización o punto de equilibrio. Cuanto más tímida sea una persona, más extrovertido será quien le atraiga. Aunque al principio esta atracción de los opuestos puede generar cierta dependencia entre ambos, con el tiempo cada uno brindará su energía al otro para ayudarlo a encontrar su punto medio. Quien era más tímido dejará de serlo y quien era más extrovertido aprenderá a mediar más sus actos. La idea no es que cada uno se convierta en el bastón de apoyo para el otro, sino todo lo contrario. Cuando finalmente una persona encuentra su punto de equilibrio, a la vez comienza a sentir la Unidad con el Universo y verdadera Paz interior.
En el proceso de la creación, debemos aprender a conjugar estas energías para obtener el resultado que buscamos. A lo largo de este curso, hemos seleccionado ciertos objetivos que queremos materializar; es decir que cada objetivo representa un deseo de crear algo nuevo en nuestra vida. De acuerdo con los principios estudiados anteriormente, hemos hecho… afirmaciones, decretos, visualizaciones, tratamientos espirituales; hemos puesto fechas y trabajado con imágenes. Ahora llegamos al último paso, en el cual tenemos que encontrar el equilibrio energético necesario para producir la manifestación.
Una persona que tenga mucha facilidad para imaginar y visualizar sus metas (energía femenina), nunca obtendrá resultados si no toma acción en el mundo concreto (energía masculina). Esto también es cierto en el caso contrario. Hay personas que son muy trabajadoras y concretas en su manera de actuar (energía masculina) pero carecen de la porción de fantasía que los puede llevar a renovarse y a inventar algo nuevo (energía femenina).
Cuando notes que alguno de tus deseos no se manifiesta, lo primero que deberás preguntarte es ¿qué energía te está haciendo falta utilizar? Quizá te está haciendo falta emprender una acción dirigida (energía masculina), o quizá no estás listo para aceptar lo bueno que se te presenta (energía femenina).