En 1974 se reunieron practicantes de la llamada la Tradición Pagana de Brujas y sentaron los principios del neopaganismo como “13 principios de la creencia Wicca”, que en algunos casos se han adoptado como una religión y en otros como una práctica personal que se integra con principios propios de vida. La creencia está exenta de restricciones de edad, raza, sexo, color, o pertenencia. Son principios, guías de vida para conseguir ser más libres.
He aquí esta guía de los 70 para el mundo moderno. Puede ser criticada, analizada o compartida, pero son un testimonio de búsqueda por fundar una espiritualidad que a diferencia de la religión, es la conexión con uno mismo. En pleno siglo XXI nos ayudan a cuestionarnos en nuestras propias vidas.
Practicar un ritual
Entrar en sintonía con el mundo y las fuerzas de la naturaleza, el cosmos, las estaciones. No luchar contra el mundo, sino moverse en sintonía con él. Para las mujeres las fases de la luna son parte de sus ciclo orgánico y anímico que no debemos dejar de lado.
Armonía con la naturaleza
El equilibrio ecológico y cuidar al medio ambiente como esa conciencia de que el mundo somos nosotros, en él nos movemos, somos responsables de cuidarlo.
El poder de la espiritualidad
La conexión con uno mismo permite un poder mucho mayor, el autocontrol, no sólo como control sino como conocimiento de nosotras mismas: emociones, pensamientos… no es sobrenatural, es una capacidad que se practica y se desarrolla.
El Universo tiene un poder dual
Lo masculino y lo femenino no son polos opuestos sino complementarios, ambos habitan en nosotros. El sexo es entonces conexión con el otro además de fuente de placer, es encarnación de la vida y debemos tratarla como una práctica mágica.
Mundo exterior e interior en armonía
El mundo en el que vivimos debe armonizarse con nuestro mundo interno, para ello se trabaja en el manejo de las propias energías y formas de asumir la vida, el poder, el inconsciente colectivo que atraviesa nuestras vidas.
No a las jerarquías, la autoridad o la competencia
Son respetadas por igual la sabiduría y conocimiento de todos por igual, los otros no son superiores o inferiores a nosotros, son diferentes y ello es riqueza para compartir. Niega las relaciones de competencia entre sexos.
Filosofía, magia y sabiduría son una
La Wicca Way o filosofía de vida es una práctica, una forma de ser que hace mágica la vida.
Ser bruja es tener fuerza interior
Un brujo o bruja controla las fuerzas, ya no sólo internas sino externas, es decir, regula conscientemente su entorno sin que éste le arrastre o lo domine, con sabiduría y armonía.
La vida es evolución del universo
Somos parte del universo, producto de una evolución que va más allá de nosotros, pero debemos a aprender a identificar el rol que jugamos dentro de él.
No hay un único camino
No fiarse de las religiones, filosofías o pensamientos que pretenden dar una Única visión del mundo o un sistema cerrado de creencias absoluto, pues sólo han suprimido la libertad.
Situarse en su lugar
Ser brujo o bruja implica ejercer lo que se es desde el lugar y tiempo en el que uno se encuentra, desde sus propia vida, enfrentando las contradicciones propias del día a día.
El mal no existe, es un pretexto del poder
No hay culto al mal o a Satán, como se les ha acusado a las Wiccas; el mal absoluto no existe, es un pretexto para que cualquier tipo de poder (político, sexual, emocional) nos domine.
Enriquecerse de la diversidad de cada cultura
Cada cultura es diferente, pero ser auténtica implica no doblegarse ante otros pensamientos o tradiciones, sino conocer y compartir, aprender sin importar la raza, nacionalidad, sexo, color de piel, edad, cultura o preferencia sexual.
“Sigue tu propio deseo pero sin causar daño”.