La tribu de los Fomori se encontraba ya en el territorio mucho antes de que llegasen a Irlanda las demás razas. Sin embargo, éstos vivían principalmente en el mar. La primera raza no autóctona en invadir Irlanda fue la Partholon, y se sabe muy poco de ella. Tras 300 años de lucha contra los Fomori, los Partholon murieron de una epidemia.
Posteriormente, llegó la raza Nemed, que fué también víctima de una epidemia, pero, esta vez, sobrevivieron algunos, aunque sólo para ser esclavizados por los crueles fomorios. Los reyes fomorios Morg -hijo de Dela- y Connan -hijo de Febar- erigieron una torre de cristal en su baluarte de la isla de Tory, desde el que gravaron con un terrible impuesto a los nemedios. Dos terceras partes de los niños que nacían cada año debían ser entregadas a los fomorios durante el Samhain (31 de octubre). Tras la guerra iniciada para librarse de este impuesto, todos los miembros de la raza de Nemed fueron asesinados.
Más tarde, llegaron colonizadores desde tierras lejanas, los firbolg, que, en realidad, eran tres tribus: la de los hombres de Domnu, la de los de Gaillion y la de los del Bolg. Todos ellos se casaron entre sí y con los fomorios, convirtiéndose en aliados de éstos. Los recién llegados dividieron Irlanda en cinco provincias que se unían en la colina de Balor, en West Meath, posteriormente denominada Colina de Huisnech. Todos estos pueblos practicaron extraños ritos mágicos y continuaron dominando el territorio hasta la llegada de los Tuatha De Danann.
Los Tuatha De Danann (hijos de la Diosa Dana) prosiguieron con la invasión de Irlanda. Algunas leyendas dicen que vinieron del cielo; otras, que procedían de islas lejanas. Las cuatro ciudades de las que eran originarios eran Findias, Gorias, Murias y Falias. Estaban muy dotados tanto para la poesía como para la magia y trajeron con ellos cuatro grandes tesoros: La espada de Nuada, de Findias; La terrible lanza de Lugh, de Gorias; el caldero de Dagda, de Murias y la Piedra de Fal (Lia Fal o Piedra del Destino, de la que se decía que proferiría aullidos en presencia del auténtico heredero al trono de Irlanda), de Falias.
Los Tuatha De Danann llegaron en Beltane (1 de mayo), ocultos por una magia empleada por las deidades Morrigu, Badb y Macha, y se encontraron con los ejércitos firbolgs y fomorios en la Llanura del Mar, cerca de Leinster, donde comenzaron a negociar la paz y la partición de Irlanda, aunque a ello se opuso Eochaid, rey de los firbolgs.
En el Solsticio de Verano, ambos ejércitos se enfrentaron en las cercanías del pueblo actual de Cong, cerca del paso de Benlevi. Grupos de combatientes solitarios lucharon durante cuatro días. Nuada, el rey de los Tuatha De Danann, perdió su mano combatiendo contra Sreng, campeón de los firbolgs. El rey Eochaid murió, y los firbolgs se vieron reducidos a simplemente 300. En gesto de paz, los Tuatha De Danann les ofrecieron una quinta parte de Irlanda. El enemigo escogió Connaught.
Diancecht, médico de los Tuatha, fabricó para Nuada una maravillosa mano de plata que podía mover igual que si fuese real. No obstante, Nuada tuvo que abdicar, ya que no estaba permitido que ningún rey de los Tuatha tuviese ninguna disminución física. En un intento por asentar una paz permanente con los fomorios, el consejo tribal de los Tuatha envió un mensaje a Bress, hijo del rey Elathan, para que fuese su líder. Bress se mostró de acuerdo y contrajo matrimonio con Brigit, hija de Dagda. Simultáneamente, Cian, hijo de Diancecht, se casó con Ethniu, hija de Balor de los fomorios.
Bress prometió abdicar si, en un momento dado, su forma de gobierno no gustaba a los Tuatha, pero, al poco tiempo, comenzó a gravarlos con onerosos impuestos. No tuvo que transcurrir mucho tiempo para que Ogma se viese obligado a recoger leña y para que Dagda se viese limitado a erigir fuertes y ciudades para los fomorios. Para mayor humillación, Bress rebajó las cuotas de comida y leña a los Tuatha.
Llevaban ya los Tuatha De Danann algún tiempo sufriendo grandes penalidades, cuando el depuesto rey Nuada comenzó a tener problemas con su mano de plata a causa de una grave infección. El hijo y la hija de Diancecht, Miach y Airmid, respectivamente, fueron a ver a Nuada y, mediante métodos mágicos, le devolvieron al brazo su anterior mano cortada, haciendo, de este modo, que el rey se viese entero de nuevo. Por alguna razón, Diancecht mató a su hijo por trabajar éste la magia mejor que él.
En el ínterim, Bress era tan avaro con su hospitalidad como lo había sido con sus promesas, práctica no bien considerada por los Tuatha. Cuando el bardo Cairpre, hijo de Ogma y jefe de los Tuatha fue a visitarle, fue tratado con descortesía, siéndole proporcionados una alimentación y un alojamiento horribles. Al partir, Cairpre, le gastó una broma mágica a Bress, quien vio cubierta su piel por innumerables abones rojos. Los Tuatha insistieron para que Bress abdicase.
Bress se retiró bajo el mar, al reino de los fomorios, donde se quejó a su padre Elathan. Los ejércitos fomorios decidieron expulsar a los Tuatha De Danann de Irlanda.
Mientras Nuada celebraba su vuelta con un gran banquete en su capital de Tara, un extraño guerrero se acercó a las puertas de la ciudad y solicitó permiso para entrar. Se trataba de Lugh, hijo de Cian y de Ethniu y nieto de Diancecht.
El encargado de la puerta le negó la entrada, diciéndole que ninguna persona sin habilidades especiales podía entrar en la ciudad y añadiendo que ni si quiera el linaje ni la pureza de sangre constituían razones para romper esa costumbre.
Ante la negativa, Lugh comenzó a recitar todas sus habilidades: carpintero, herrero, guerrero profesional, arpista, poeta, brujo, médico, broncista, copero…, pero el encargado de la puerta rió con tono despreciativo. Los Tuatha habían hecho ya su elección. Entonces, Lugh envió un mensaje a Nuada en el que le preguntaba si había entre sus hombres alguno que tuviese tantas habilidades como él.
El rey no se sintió demasiado impresionado y le envió a su mejor jugador de fidhchell (antiguo juego de mesa irlandés) para que le retase. Lugh ganó todas las partidas, con lo que Nuada le admitió y le hizo sentar en el puesto destinado para el sabio, ya que Lugh lo era en todos los campos.
Los problemas con los fomorios iban de mal en peor, y Nuada decidió ceder su trono a Lugh durante trece días de guerra para que el poderoso guerrero pudiese así ponerse al mando de las huestes de los Tuatha De Danann y enfrentarse a sus enemigos.
Goibniu, el herrero, prometió sustituir todas las espadas y lanzas en una sola noche por otras que garantizaban que su golpe o lanzamiento sería exacto y mortal.
Credne, el broncista, se ofreció a fabricar remaches mágicos para lanzas, vainas para las espadas y rebordes para los escudos.
Luchtaine, el carpintero, se obligó a suministrar todas las astas de lanzas y escudos, mientras Dagda aplastaría al enemigo con su gigantesca maza.
Ogma planificó la muerte del rey fomorio y la captura de, al menos, una tercera parte de sus huestes.
Diancecht se dispuso a devolver los muertos a la vida mediante su introducción en un caldero o pozo mágico.
Otras deidades, druidas y encantadores prometieron ocultar los ríos y lagos y confundir al enemigo con actos de magia.
Los preparativos para la guerra tomaron siete años. Durante todo ese tiempo que duró la planificación, Lugh envió mensajeros por toda Irlanda para convocar a los Tuatha. Cian, su padre, uno de los mensajeros, fue muerto por los tres hijos del rey de Tuirenn, hijo de Ogma, con quien su familia había tenido desavenencias. Lugh encontró el cuerpo y supo de inmediato quienes habían sido sus asesinos. Pidió el pago en sangre a través de unas peligrosísimas tareas que los tres hombres tendrían que realizar y a las que él sabía que no podrían sobrevivir. Murieron los tres mientras llevaban a cabo la última de ellas.
Justo antes de la batalla, cuando Dagda reconocía el terreno, se encontró con Morrigu, diosa de la guerra, mientras ésta se bañaba en el río. A cambio de yacer con ella, ésta le prometío la victoria en combate.
Los dos ejércitos se encontraron en la víspera de Samhain y, de nuevo, se ciñieron en una serie de combates singulares. Esta vez, sin embargo, los Tuatha De Danann curaban sus heridas al día siguiente, apareciendo también como nuevas sus espadas y lanzas.
Los fomorios comenzaron a sospechar y enviaron a Ruadan, hijo de Bress y de Brigit a averiguar lo que pasaba. Mientras Ruadan espiaba a Goibniu, decidió que el herrero debía morir. Con una lanza atravesó el cuerpo de Goibniu, pero el enorme hombre se la sacó y mató con ella al fomorio. Diancecht y Airmid sumergieron inmediatamente el cuerpo de Goibniu en el pozo sanador, con lo que salió curado. Como venganza, un grupo de fomorios se las arregló para cegar el pozo con piedras, destruyéndolo para siempre.
Por fin los dos ejércitos se aprestaron para el combate final. Un consejo de hombres de los Tuatha, considerando que Lugh era lo demasiado vulnerable como para perderlo en batalla, le colocó en la retaguardia, pero él se escapó de sus nueve guardaespaldas y huyó al frente en un carro. Ogma mató a Indech, hijo de la diosa Domnu, y Balor, a Nuada y Macha.
Lugh retó a Balor el del Ojo Maligno -su abuelo-, que era quien mandaba las fuerzas enemigas. Cuando los fomorios comenzaron a abrir el ojo de Balor, que podía destruir a todo el que estuviera a su vista, Lugh, con la ayuda de una piedra mágica que llevaba consigo, hundió el ojo hacia la parte trasera de la cabeza de Balor, haciendo que el ojo mirase hacia los fomorios, matando así toda una hilera de enemigos, aunque otra versión dice que Lugh tuvo que hacer uso de su enorme lanza para sacar el ojo de Balor.
Ganaron la batalla los Tuatha De Danann, que empujaron a los restantes fomorios al mar. Morrigu y Babd subieron a lo alto de las montañas más elevadas para proclamar la victoria, pero Babd profetizó el fin de los dioses, profecía que se vio cumplida cuando llegaron los celtas gaélicos mortales, los denominados milesios.
En Aileach (Londonderry), tres hijos de Ogma -nietos también de Dagda-, reinaban tras la muerte de Nuada. El primer barco de milesios llegó, y sus tripulantes expresaron un gran interés por Irlanda, lo que, como era natural, molestó a los Tuatha De Danann, quienes mataron a Ith, jefe de los milesios, aunque éstos escaparon para contar la traición de que habían sido objeto. Las demás embarcaciones milesias, mandadas por el druida Amergin, llegaron a tierra, y sus tripulantes marcharon sobre Tara. Se produjeron dos grandes batallas, ambas pródigas en hechos mágicos en los dos bandos. Vencidos, los Tuatha se retiraron al interior de la Tierra.
A pesar de su retirada, los Tuatha todavía contaban con poderes para ayudar o dañar. Dagda comenzó a destruir las cosechas de cereales y la leche hasta que los milesios firmaron un tratado de paz con los antiguos dioses. La base de este tratado era la de que los Tuatha recibirían ofrendas y homenajes de los milesios
Algunos de los Tuatha De Danann optaron por partir a una lejana isla que había al Oeste y que recibía el nombre de «Tierra de la Juventud» (Tir Nan Og) o «Isla de Breasal» (Hy-Breasil). El dios marino Manannan mac Lir partió con ellos, aunque, de vez en cuando, volvía de visita a Irlanda.
A aquellos Tuatha que se quedaron, Dagda, su nuevo rey, les concedió viviendas, asignando a cada uno un «sidhe» (colina o altozano), constituyendo cada uno de éstos la entrada a un maravilloso mundo subterráneo. De esta forma, los dioses celtas fueron conocidos por el nombre de Aes Sidhe (Gente de las Colinas). Cada dios era un Fer-Sidhe (Hombre de la Colina), y cada diosa, una Bean-Sidhe (Mujer de la Colina).
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