Influenciada por la caza de brujas generalizada en toda Europa, Catalunya no se quedó atrás en cuanto a procesos y ejecuciones se refiere. Se sabe que entre 1617 y 1622 se llevaron a cabo 400 ejecuciones documentadas. Si sólo en 5 años hubo 400, ¿cuántas pudo llegar a haber en los dos siglos que duró la barbarie? Hay que apuntar, de todos modos, que entre 1617 y 1622 hubo la “caza” per se, el momento álgido de esos procesos en los que nos vamos a centrar.
Catalunya el año 1617 vivió una de las peores épocas de su historia: ese año, además de epidemias y pestes varias, vivió el llamado “Diluvio” de 1617, unas semanas de constantes inundaciones y desastres naturales. Todo eso sólo podía tener una razón de ser: el Diablo. De hecho muchas de las persecuciones de brujas se basaban en la creencia que ellas causaban las tormentas y destrozaban las cosechas, y eso era lo peor que podía ocurrir. Las autoridades, obviamente, tenían las brujas como responsables de todo aquello que generase malestar social, así que apoyaron hasta el final esas persecuciones.
Catalunya no se vio exenta de personajes que se aprovecharon abiertamente de esos procesos: los cazadores de brujas. Seguramente, el más famoso del territorio fuera Cosme Soler, también llamado Tarragó; junto con Laurent Calmell, Joan Malet o Jordi Aliberc. Tarragó, no obstante, fue el más conocido; pues además de tener conocimientos en hierbas -por tanto, él mismo podía haber sido juzgado como brujo- se jactaba de poder descubrir la marca del Diablo en los cuerpos de las acusadas: una marca en forma de pata de gallo. Finalmente, terminó siendo encarcelado por orden del obispo de Solsona, pero fue liberado y prosiguió con sus prácticas hasta el 1620.Y así empezaron los procesos: primero se acusaba con o sin fundamentos, la locura se extendía, y de un territorio se pasaba a otro. Así, hasta alcanzar la totalidad de Catalunya, así hasta llegar a 400 víctimas pasadas por la horca. En el caso de Catalunya, a diferencia de los casos de Zugarramundi en Euskadi, la Inquisición no tenía un papel destacado, sino que los jueces eran oficiales reales y señores jurisdiccionales. De la tortura se extraían prácticas y los nombres de las otras compañeras de ritos, y así el alcance de la caza de brujas era cada vez mayor.
Caldes de Montbui: 12
Castellar del Vallès: 3
Castelló de Farfanya: 3
Castellterçol: 2
El Brull: 4
Granera: 2
Granollers: 8
Illa; 1
La Garriga: 1
Les Escaldes: 3
Manresa: 1
Menàrguens: 1
Milars: 1
Montclar: 1
Montornès del Vallès: 1
Nefiac: 1
Perpinyà: 14
Plegamans: 1
Puigcerdà: 1
Roca de l’Albera: 1
Rupit: 3
Sabadell: 2
Sallent: 1
Sant Feliu de Sasserra: 6
Sant Feliu de Pallerols: 1
Sant Miquel de Toudell: 1
Santpedor: 1
Sentmenat: 1
Seva:4
Sitges: 1
Sureda: 1
Susqueda: 3
Taradell: 4
Terrassa:5
Torralla: 2
Torregrossa: 1
Ulldecona: 5
Viladrau: 14
Vilalleons: 1