El origen de la Brujería Tradicional Europea se pierde en el tiempo. Se transmitía dentro de familias o clanes y era practicada más por mujeres que por hombres.
No hay un panteón de Dioses como sucede en las tradiciones neo-paganas. Se «trabajaba» con fuerzas masculinas (los océanos, los árboles y el sol, por ejemplo) y femeninas (la Tierra, las montañas y la Luna).
Durante siglos, esta brujería intentó evitar la expansión del cristianismo y por eso la Santa Inquisición se dedicó a perseguir a las brujas (brujos también, pero fueron muchísimos menos) y quemarlas en la hoguera.
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