Las manzanas son frutas sagradas para la brujería. Por su forma y color constituyen un símbolo mágico de amor y protección. De la madera del manzano se hacen excelentes varitas mágicas utilizadas en ritos de amor.
En la tradición celta, el mencionado fruto estaba conectado con la deidad femenina del amor en todas sus manifestaciones.
Una antigua receta indica que todos los viernes, al atardecer, hay que beber jugo de manzanas rojas para atraer el amor y aumentar el atractivo sexual.
En algunos lugares se cree que quien pueda quitar la cáscara de la manzana de una sola vez, cuando la espiral que queda formada cae al suelo o a la mesa, conocerá el nombre de la persona amada, porque la cascara revelará las iniciales de su alma gemela.
Las flores del manzano se añaden a los saquitos de amor, a las pociones y a los inciensos.
Un hechizo de amor consiste en partir una manzana a la mitad y compartirla con la persona amada. Este acto asegura que serán felices juntos.
Un rito adivinatorio común consistía en que las jóvenes solteras trataran de morder una manzana sostenida por una cuerda o a veces flotando sobre el agua. La primera doncella que lograba atrapar la manzana con sus dientes sería la próxima en casarse.
Para curación se puede cortar la manzana en tres trozos y frotar cada uno contra la parte afectada del cuerpo y, después, enterrarlos. Hacer ésto en Luna menguante da mejores resultados.
Se puede utilizar sidra de manzana en lugar de sangre, cuando se requiera en viejas recetas o rituales.
Las manzanas pueden convertirse en muñecas o figuras mágicas para su uso en hechizos.
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