LA ALQUIMIA Y SUS ORÍGENES
En el término Alquimia, que viene derivado del árabe: «Alkimiya», tenemos una segunda parte de definición, la cual se remonta a la raíz egipcia «kmm» que significa: negro, alquimia viene a ser pues «Arte Negro».
Otra interpretación se basa en el hecho de que el plomo negro es una materia prima muy importante en los procedimientos alquímicos.
Todas las fuentes de que se disponen, confirman que la alquimia tiene su punto de partida en Egipto y Mesopotamia. y es que los egipcios, por ejemplo, desarrollaron conocimientos químicos prácticos en la fabricación de colores y perfumes necesarios para su culto a los dioses.
Además debido a la fuerte demanda de metales y minerales preciosos, se descubrieron procedimientos que permitían transformar aparentemente materiales de poco valor para asemejarlos de un modo increíble a los materiales preciosos.
En papiros egipcios del siglo III, se enumeran cientos de recetas o formulas sobre el ennoblecimiento o falsificación de metales.
En las paredes del templo de la ciudad de Edfu, en el Alto Egipto, están grabadas muchísimas recetas sobre la fabricación de perfumes, hecho que nos conduce a la conclusión de que en ciertas partes del templo debía haber laboratorios en donde trabajarían sigilosamente los doctos sacerdotes, éstos mantuvieron en secreto la fabricación, considerados como conocimientos religiosos, y solo los transmitían a un pequeño numero de elegidos. Pero estos saberes o conocimientos eran ofrecidos a los muertos para que los utilizaran posteriormente en el «Mas Allá», y así se encontraron en los papiros hallados, nombres secretos, alegorías y plegarias e invocaciones de Dioses. Tenemos un ejemplo palpable en el famoso «Libro Egipcio de los Muertos».
La alquimia no es por su origen solo un arte aplicado, que ennoblece metales y fabrica colores, sino que también posee un componente religioso y de visión del mundo. Y así ambas partes, tanto la aplicada como la esotérica, se nos ofrecen y presentan con mayor o menor fuerza en la historia de la alquimia y en los diversos pueblos o culturas.
El punto de partida de la alquimia histórica se encuentra en la Alejandría Helénica en el siglo I a.C. donde un elevado numero de aplicaciones químicas se fundió con la filosofía griega y las religiones orientales.
El primer documento escrito de esta época, que ya trata de la transformación de los metales, es del texto «Physika et Mystica» que erróneamente se atribuyó posteriormente a Democrito. El antepasado divino de esta ciencia es el dios egipcio Toth o su equivalente helénico Hermes Trimegisto, bajo cuya protección se encuentran las Ciencias Ocultas.
La alquimia posterior se basa en Moisés o en la legendaria «Maria La Judía».
Una influencia decisiva en el desarrollo posterior de la alquimia la tuvo el encuentro con las corrientes religioso-filosóficas de la gnosis, del hermetismo y del neoplatonismo, que se acuñaron en la imagen de la Alquimia.
Los falsos alquimistas
Los falsos alquimistas, es decir simples charlatanes de feria, florecieron por los mercados de los burgos del sur de Alemania, a mediados del siglo XVI. Algunos mostrando a quien los quería ver y desde luego pagar por ello, falsos antiguos grimorios de Alquimia, los curiosos y los ingenuos se congregaban alrededor de aquellos indiscretos ambulantes, los cuales con cuidado especial y después de haber recibido algunas monedas, simulando mil precauciones, sacaban de una misteriosa bolsa de cuero, una curiosa botella, la cual contenía unos extraños huesecillos que estaban dentro de un liquido viscoso. Aquellos huesecillos terminaban siempre siendo los restos del «Homusculo» de los alquimistas.
Las miradas cargadas de asombro, con toques de incredulidad se cruzaban, también el miedo y la aprensión se apoderaban de aquellas humildes gentes, ante sus ojos tenían parte de «un hombre artificial». El charlatán, bajando la voz se excusaba. Alegaba y decía que no había tenido el suficiente cuidado, que no había logrado alimentarlo adecuadamente. Que había fabricado erróneamente esencias a partir de vino y rocío natural, y que desgraciadamente «el homusculo» había desaparecido. Solo quedaban sus restos: aquellos huesecillos que guardaba celosamente para rememorar sus logros. Estaba desanimado y falto de «capital» pero no se cansaba de repetir que a la menor ocasión y oportunidad proseguiría sus experiencias.
La mayor parte de aquellos charlatanes iban pasando su «picaresca existencia» de feria en feria y de burgo en burgo, pero alguno de ellos tuvo verdaderos «sustos» ya que fueron detenidos y conducidos a la Justicia para «Responder» de sus Actos. A la mayor parte de ellos les fue bien, pero algunos no lograron librarse ni de la horca ni del «fuego purificador» de la hoguera, pese a haber exhibido burdas patrañas ajenas totalmente a la verdadera alquimia.
Aquellos «Alquimistas de Plaza», embaucadores, picaros, farsantes y gentes de esa calaña llegaron a crear un verdadero clima de menosprecio hacia el «Sagrado Arte de Hermes».
Sin embargo la Alquimia persistió. Y aun en la actualidad, cuando el hombre de nuestros días inquiere acerca de la alquimia, se refiere a través de una sola palabra, a varios fenómenos, que cada uno de los cuales puede asimismo ser polivalente.
Y es que una tradición venerable, tentación de la mente, origen de mil descarríos y ocasión de sorprendentes descubrimientos, aparece de nuevo, renace por decirlo así, a través de la negrura del olvido, y de cuando en cuando florece y se pone al alcance de quien quiere saber y esta facultado para ello, porque, ¿qué dicen ahora los investigadores sobre la posibilidad de transmutar los metales en oro? ¿Que mensaje se oculta tras los símbolos de los alquimistas?…Un enigma fascinante surge de las páginas amarillentas de viejos textos.
Partiendo ya de la premisa de que la alquimia se nos presenta en ocasiones como una serie de intentos fallidos para lograr el oro filosofal, mediante la transmutación de los metales, el hombre serio y consecuente debe saber y admitir e incluso defender que donde puede aparecer oro, también puede aparecer el engaño, la ambición y el fraude. Y es verdad que si se hiciera una detallada exposición de todo lo sucedido a través de los años, esta sería larga y versada, ya que han sido muchos los que lograron engañar a sus semejantes, explotando dos tendencias muy hondas en el hombre: el afán de lograr riquezas y la inclinación hacia lo maravilloso.
Pero aún había mas, la Alquimia prometía a sus adeptos, junto con la riqueza metálica, un beneficio marginal: el misterioso elixir de la longevidad. Aquella preciosa tintura que sanaba milagrosamente el organismo de cualquier enfermedad de la que se viera aquejado, incrementando de modo asombroso las potencias físicas. De este modo la alquimia se arrastró a lo largo de los siglos, amparándose bajo la enseñanza de las mas extrañas y misteriosas sectas, ocultándose incluso en los claustros de los monasterios o saliendo como comentaba al principio del articulo a las plazas de los mercados.
¿Que será la alquimia? La alquimia puede parecer a muchos estudiosos una fase experimental precientífica. Se dirá, en este sentido que los alquimistas y sus quimeras, lograron no pocos descubrimientos, precisamente por el carácter experimental y operativo de sus actividades, pero hay que ir mas lejos y mirarse con detenimiento todo lo bueno que la alquimia nos ha ido suministrando.
El misterioso trabajo del alquimista
La Alquimia y el trabajo del alquimista, en ningún momento de la historia han sido una labor o practica compartida. Tampoco el alquimista ha sido un personaje laborioso en su saber proclive a colaborar con otros en sus investigaciones. En realidad la razón se encuentra en la misma naturaleza del «Arte Alquímico» en sí.
Ya que el Arte Alquímico no supone en modo alguno alcanzar un resultado concreto, -como por ejemplo la modificación de la materia con la que se trabaja-, sino el arribar y llegar a la propia transmutación de la identidad personal del que trabaja, al tiempo que se modifican y transforman las propiedades físicas de la naturaleza sobre la cual se actúa.
Este arcano y hermético proceso, obliga al actuante en el trabajo en solitario, a la búsqueda individual y no compartida. Y de esta manera, posteriormente, cuando un alquimista en concreto llega a resultados y se decide a hacer públicos los resultados de su trabajo y esfuerzo, es cuando llega a ponerse en contacto activo con los demás.
Pero la publicación de sus resultados y de sus logros, no lleva la filosofía implícita de ponerles en bandeja el propio proceso seguido, sino para proporcionar «Las Claves» mediante las cuales, si se saben interpretar, los demás a su vez obtendrán los resultados que les permitirán alcanzar su propia sublimación.
Por eso, en todas las épocas de la historia el relato alquímico es siempre críptico. Todo ello se debe a que el maestro, al describir su particular proceso, no se lanza abiertamente a explicar sus verdaderos contenidos sino simple y llanamente a sugerirlos, al libre albedrío de los demás. Y de la misma forma nunca indicará científicamente los medios empleados, sino el significado profundo y simbólico que para él han tenido tales medios, en relación con el efecto que esperaba obtener de ellos. En esto podríamos decir como ejemplo práctico, su conducta se asemeja al comportamiento de un maestro cocinero de gran reputación que relata a quien le quiere oír, la confección de un exquisito manjar, explicando los ingredientes básicos del mismo, pero nunca sus «trucos personales» para el acabamiento final del plato en cuestión. Como resolución a lo dicho, tenemos que cuando el alquimista ha logrado sus objetivos y su preciada meta, y se decide a explicar sus experiencias, lo hace profundamente convencido de que no debe dar a la luz su trabajo, volviéndolo accesible a cualquier profano o curioso, sino solo para que únicamente el adepto o el iniciado en el autentico significado del proceso, sea capaz de entenderlo y de interpretar mediante sus propios conocimientos, el significado de los términos expuestos y de crear su propio trabajo alquímico a partir de las sugerencias, que en teoría podrían aclararle el trabajo, pero nunca resolvérselo.
De ahí el motivo por el que el alquimista trabaja en solitario, y por eso de manera general su laboratorio es desconocido por los demás y trabaja en su propia soledad, aunque proporcione elementos comunes de soluciones a interpretar por los verdaderamente iniciados.
El calor mágico del Atanor
El misterioso instrumento que jamás falta en ningún laboratorio alquímico es el hornillo o «Atanor» como por ejemplo en cualquier cocina a través de los tiempos el fuego o el fogón. Es por decirlo así el elemento clave, el elemento sustancial y primordial.
La palabra deriva del árabe «al-tanur» que viene a significar precisamente horno. Cada maestro se construía el suyo, y se basaba en función de sus reales necesidades. Y según lo hiciera, así regularía el tipo y la intensidad de calor que debería desprender, de acuerdo a las distintas manipulaciones, así como el tiempo -casi imprevisible- que emplearía en cada una de ellas.
Existen varias descripciones sobre el misterioso y arcano hornillo. Generalmente se le describe como que tiene la forma de un cuadrado o un prisma, cerca del cual se encuentra una torre, la cual comunica por un tubo con uno de los lados. La torre en cuestión se llena de carbón, se enciende este y el calor se comunica a través del tubo, que hace que el calor se conserve constante y a la misma temperatura.Y es que lo mas destacable en el laboratorio alquímico, es la presencia de una especie de cazuela, bastante honda, la cual esta repleta de cenizas cernidas, sobre las cuales se han de colocar los frascos o recipientes que contienen la materia sobre la que se trabaja, en sus distintos estados. Esta materia será calentada, en cada caso en un tiempo distinto y a diferentes y variadas temperaturas.
Por esa variedad de colores y temperaturas que se exigen al atanor, se considera a este desde tiempos inmemoriales, como el productor de los «fuegos secretos», denominados con los mas diversos apelativos por los Maestros. Y así en varias descripciones alquímicas podemos leer las apelaciones misteriosas y enigmáticas, tales como: «El agua que quema….» o «El fuego que moja…».
Las cenizas deben rodear totalmente la vasija, protegiéndola de la acción exterior, como un verdadero y autentico cuenco grialico. La función exacta de esa misión protectora, es la que tuvieron todos los recipientes sagrados tradicionales, desde la famosa «Caldera de Dagda» a los misteriosos «Contenedores de la Eterna Juventud» de las Leyendas Populares.
El Atanor o fogón de los alquimistas es la representación simbólica del «Utero Materno», la enigmática «Matríz de Gaia», «El Origen de la Vida» y «La Fuente de la Inmortalidad», que era el fin ultimo de la operación o proceso alquímico. Es decir «El Elixir», «La Piedra» o «El Polvo de Proyección».
Los instrumentos precisos
El propio atanor va acompañado fundamentalmente de vasijas destilatorias construidas especialmente para que cumplan la función especial y esencial de separar o unir en su caso, la materia que ha de subliminarse de la que debe licuarse. El propósito de tal tarea es que ambas adquieran la forma mas idónea y especial misión de que la cocción se realice de la manera exacta y oportuna en cada una de las fases de la obra.
Vasijas de este tipo han sido encontradas en monasterios y conventos, donde fueron utilizadas por los doctos religiosos en las misteriosas operaciones que conducían a la obtención de licores medicinales y el agua de la vida o «Aquae Vitae». La mayoría de estos brebajes comenzaron utilizándose como panaceas para las enfermedades -como émulos del Elixir- y terminaron convertidos en fuentes artesanales de ingresos. Así se dio origen a licores como los benedictines, chartreuses, mistelas, cervezas y otras variedades locales de alcohol destilado.
El primer alambique del que se habla en antiguos grimorios, es decir las famosas «Vasijas Destilatorias» se dice que fue el ideado e inventado por la conocida y al mismo tiempo misteriosa «Maria La Judía». Este se componía de dos cuerpos y en el principal de ambos se acumulaba la sustancia que había que destilarse, cuyo producto se concentraba luego en el segundo.
Existía también el llamado Matraz, cuyo nombre procedía del griego «Mytra» que significa matríz. Este instrumento o vasija es de forma esférica y se prolonga por un lado por un tubo cónico. Servía y sirve para la maduración lenta del compuesto y al parecer fue desarrollado y designado posteriormente por algunos alquimistas con una simple «X», por lo que los adeptos y conocedores lo bautizaron como «La Cruz de San Andrés».También había la variante del alambique denominada como «Vas Mirabile», un nombre que según la tradición, le fué también puesto por Maria la Judía a un recipiente que representaba la base misma del «Gran Secreto Alquímico», pues en él actuaba el oro que servia de contraste y el «Esperma» para la realización de la «Obra». De modo que el recipiente se comportaba como un autentico útero generador, donde se iría formando en la ultima fase del proceso el producto final, la Piedra o el Elixir en su caso.
Cuando era necesario llevar a cabo una destilación prolongada, se utilizaba un alambique especial denominado «Pelícano» que servia para una sola operación y terminaba generalmente destrozado a fuerza de ser sometido a largos ciclos destilatorios. En antiguos grimorios se cuenta que hasta quinientas veces llegó el alquimista Thomas Charnock a utilizar, repetición tras repetición una destilación con un solo pelícano.
Todo el mundo a oído hablar del «Baño Maria», es decir la operación de someter cualquier producto a su calentamiento mediante una operación de calor indirecto. Pues bien el nombre procede de su inventora; Maria la Judía.
El misterioso y arcano proceso alquímico y el recipiente y el agua utilizados vienen a representar para los alquimistas la matriz de la que nació Jesús y el liquido amniótico que lo envolvía. Por eso algunos maestros llamaron «Encarnación del Señor» al momento en que los ingredientes, contenidos en la vasija, entran en fusión y regresan al estado primigenio de la materia.También están los crisoles, elementos imprescindibles de todo laboratorio, sea químico o alquímico. Que vienen a ser unos recipientes construidos en barro, porcelana o terracota, los cuales deben ser resistentes a las mas altas temperaturas, en las cuales se producirán las fusiones. Se conocen dos tipos de crisoles. De una sola pieza o dobles. Los de una sola pieza son utilizados para colocar la materia y simplemente calentarla y producir la fusión. Y los dobles, en los que la sustancia se pone a fundir sobre el de encima, que tiene el fondo perforado, y al producirse la fusión, el metal licuado cae en el segundo recipiente con mayor pureza, por que en el primero han quedado las escorias o «materias impuras».
Tampoco faltan en el laboratorio los instrumentos de medida, los cuales se utilizan para establecer los pesos exactos y las proporciones precisas de los productos empleados, así como la especificación de las cantidades de temperatura y calor a tener en cuenta en cada caso. Sin embargo dichas medidas son siempre contadas de modo críptico en los «Tratados», de manera que cada alquimista, tendría que calcularlas por su cuenta y riesgo.
También se puede deducir que cualquier laboratorio que se preciara de serlo, debía de poseer balanzas y sistemas de medidas, y algún tipo de termómetro medidor de temperaturas.
Además de todo lo expuesto, el Alquimista debía almacenar en su laboratorio, o en su defecto en estancias anejas, las sustancias que habrían de servirle a lo largo del procedimiento para operar en las diversas operaciones que efectuara. Obviamente la mas abundante tendría que ser la «Primera Materia», con la que se inicia todo el proceso y que tendría que ir empleándose en distintas proporciones para llegar a la fase de putrefacción y muerte, a partir de la cual daría de nuevo comienzo todo el ciclo vital, hasta la obtención del resultado «apetecido».
El hermético desarrollo de la alquimia
En el concepto de gnosis se parte de la hipótesis de que el hombre posee un núcleo divino, mancillado por el envoltorio material, es decir la materia, y que aspira a la salvación. El hombre es a la vez un dios que puede salvarse a si mismo. El principal deseo de la Alquimia Medieval, la transformación del hombre y su ennoblecimiento tienen origen agnóstico.Así los numerosos hallazgos de textos originales gnósticos que no fueron redactados por autores cristianos, por ejemplo los famosos «Nag Hammadi», son un claro indicio de que la alquimia era un tipo de curación gnóstica, cuya tradición prosiguió de manera ininterrumpida hasta la época moderna.
Junto con la gnosis, el hermetismo también dejó huella en la alquimia. Esta corriente se basa en misteriosos escritos los «Corpus Hermeticum» posiblemente inspirados en Hermes Trimegisto, el considerado «Tres Veces Grande». Contienen conocimientos ocultos sobre astrología, magia, mística, etc.
Estos escritos, algunos de los cuales se remontan al Siglo I a.C. son los responsables del estrecho vinculo entre la alquimia y la astrología, la magia y el simbolismo secreto. Y es que ante todo, se le atribuye al hermetismo, la «Tabula Smaragdina», en la que se resume en forma de tesis la totalidad de conocimientos sobre la Alquimia. En realidad estos textos están considerados, como los textos básicos de la alquimia esotérica.La edición que se conoce actualmente se basa en una muestra árabe del siglo XII, la cual se entronca y se basa a la vez en fuentes greco-alejandrinas de los primeros siglos después de Jesucristo. El máximo representante de esta alquimia, Zoísmos de Panopolis (aproximadamente siglos III o IV d.C.) describe la idea interior del ennoblecimiento de la alquimia como una visión en la que el cuerpo, liberado de la carne se convierte en espíritu y se asocia gradualmente con el alma de Dios.
Y así los alquimistas griegos posteriores, se dedicaron principalmente a dar realce teórico a estos principios alquímicos. La Alquimia aun muy estéril en su parte practica, obtuvo nuevos impulsos después de la conquista de Egipto por los Árabes (Siglo VIII).
Los árabes se interesaron especialmente por la parte útil de la Alquimia, mejorando las técnicas de laboratorio, como por ejemplo el proceso de destilación, inventando entonces el alambique, que como sabéis era un medio de destilación precursor de la famosa retorta.
Esta nueva técnica pudo utilizarse para la fabricación de aceites esenciales. Los conocimientos teóricos de los árabes sobre alquimia, se han transmitido en un compendio de obras que se remonta a «Jabir Ibn Hayyan » que en latín traduciéndose vendría a decir «Dador o Transmisor».
Este hombre vivió en el siglo VIII y se le considera miembro de una secta mística islámica. Posteriormente la Alquimia se extendió a Europa a través de España.
La alquimia y la piedra filosofal
En el transcurrir del tiempo, el interés de la alquimia se vió incrementado durante las Cruzadas, cuando Occidente a través de ellas y los contactos con Oriente, se familiarizó con un gran numero de materias odoríferas procedentes del Lejano Oriente, para cuya elaboración eran necesarios conocimientos alquímicos. De esta manera podríamos decir que llegamos a lo que los estudiosos consideran la Alquimia Medieval, que tuvo un gran desarrollo y un gran auge. Así podríamos distinguir en la Alquimia Medieval tres «Tempos» o tres fases.
El Primer Periodo (1200 -1300) se basó en un tiempo en que la alquimia era una capacidad manual que demostraba su utilidad a través de la coloración de metales, haciendo creer que se trataba de transmutaciones. La parte teórica de la transmutación de metales se trataba de manera extensa en un libro singular denominado «Mineralogía» erróneamente atribuido a Alberto Magno. En este libro casi mágico en aquellos tiempos, podríamos llamarlo grimorio, se trataba de manera exhaustiva, toda clase de procedimientos que maravillaban a la gente instruida, y en ningún momento estos conocimientos llegaron claro esta al gran vulgo, ignorante e inculto, que bastante tenia con conseguir su mísero sustento.El Segundo Periodo (1300 – 1600) se caracterizó por un gran auge de personas cultas que se interesaron por la Alquimia y sus enormes perspectivas. Así Valentinus en Alemania y Norton en Inglaterra se destacaron en la tarea, tanto teórica como prácticamente.El trabajo se basaba y centraba en la fabricación de «La Piedra Filosofal» o «Lapis Philosophorum» con cuya ayuda se esperaba poder fabricar el maravilloso y singular oro. Materia tan deseada por los Príncipes.
También la búsqueda de una medicina universal que no solo curara enfermedades, sino que también diera «Vida Eterna», puso a la Alquimia en estrecho contacto con la Medicina. El representante mas importante de ese grupo de hombres excelsos y elegidos fue Paracelso, del que ya os hablare en otro articulo, ya que su figura merece ser singularizada.Significativa para la fase final de este periodo es la sobrecarga que vive la Alquimia por la incorporación del Simbolismo Cristiano. Ya que a partir de entonces se entra en un periodo en que la totalidad de la doctrina cristiana se interpretara en función de la Alquimia o se utilizara como símbolo para los procesos y manifestaciones alquímicas. Incluso se llegó a identificar la Piedra Filosofal con Jesucristo, el cual salvó y cambió al mundo con su muerte.
El Tercer Periodo (Siglo XVII y posteriores) se basó en la famosa revolución científica de este siglo, merced a la cual se separó de manera definitiva la alquimia aplicada y la teórico-especulativa.
Este siglo tiene una especial significación con la aparición de los Rosacruces, los que en sus cerrados y herméticos círculos, continuaron con el estudio y desarrollo de la forma esotérica de la Alquimia.El «Corpus Hermeticum» traducido al latín por Ficino (1433-1499) influyó muchísimo en la alquimia en sus comienzos. En realidad contenía modelos para superar la filosofía natural cristiano-escolástica, y de forma progresiva, el racionalismo y el experimentalismo se desembarazaron de los elementos ocultos contenidos en estos modelos conceptuales.
A mediados del siglo XIX, la Alquimia tuvo una corta época de esplendor en la medicina cuando médicos famosos y doctos como Rademacher y Latz, buscaron un medio de curación universal, apoyándose en la famosa tradición paracelsica.»Die Alchemie» (La Alquimia) de 1869 de Latz es una de las ultimas obras de la alquimia especulativa y contiene una interpretación abismal de la famosa y hermética «Tabula Smaradigna».
Aquí llegamos ya a uno de los últimos activistas alquímicos como el francés Champagne también conocido con el misterioso nombre de Fulcanelli que dio mucho que hablar y aun esta dando a raíz de sus intrigantes y curiosísimas obras en especial a la construcción y génesis de las catedrales.
En Alemania Franz Tausend llegó a afirmar en los años 20 que podía fabricar oro. Y escribió un famoso libro alquímico: «180 Elemente, deren Atomgewicht und eingliederung in das harmonischperiodische System» (180 elementos, su peso atómico y su clasificación en el Sistema Armónico-Periódico) publicado en 1922. Incluso consiguió fabricar 1 gramo de oro en la Casa de la Moneda Bávara, bajo control y vigilancia rigurosos. A raíz de ello se le condenó por fraude y según parece fue asesinado después de su excarcelación, debido a sus contactos con dirigentes nacionalsocialistas. Pero…¿fue verdaderamente asesinado o se le hizo desaparecer para continuar sus estudios por parte de Hitler y sus secuaces?
La alquimia y el misterio del arca de la alianza
En todo lo que llevamos escrito de la alquimia y de su desarrollo a través de los tiempos, hemos abarcado casi de manera total todo lo sustancial y material. Es decir, hemos hablado de la alquimia como una ciencia hermética que nos puede permitir en el progreso de su desarrollo en llegar a conseguir oro y metales preciosos. Pero existen estudiosos que nos hablan de otra alquimia. La alquimia del espíritu y su desarrollo alquímico.
Los Rosacruces mantienen en diversas formas, diversos principios que van mas allá de lo puramente material, son cuestiones meramente especulativas y teóricas pero que nos pueden hacer pensar un poco. Veamos una teoría como ejemplo de ello.
El Maná es el espíritu humano que descendió del Padre para peregrinar por la materia, y el misterioso pote de oro en donde se dice que se conservaba dentro del Arca de la Alianza simbolizaba el Aura Dorada del cuerpo del alma. Vete aquí que ahora se entronca también la alquimia en lo espiritual, y si nos atenemos a la lógica, también debe ser admisible. Ya que si se habla de la transformación de la materia, ¿por que regla de tres no se puede hablar de la transformación del espíritu?
Si bien el relato hecho en la Biblia no concuerda exactamente con los hechos, si contiene los hechos principales del maná místico que caía del cielo. Y es que si deseamos conocer cual era la naturaleza de esta sustancia llamada pan, debemos recurrir al Capitulo VI del Evangelio de Juan, donde se describe que Cristo alimentó a la multitud con panes y peces que multiplicó milagrosamente, lo que simboliza la doctrina mística que sirvió para los dos mil años siguientes, cuya época él inauguró, ya que durante ese espacio de tiempo, el sol por precesión equinoccial, pasaba por el signo de Piscis, por lo que se dispuso que los cristianos se abstuviesen de comer carne, al menos un día a la semana (el viernes) así mismo, se les puso el agua a la entrada de los templos y las obleas virginales en el Ara de la Comunión. Cristo también explicó entonces en lenguaje místico pero inequívoco lo que era el «pan de vida» o «Maná» es decir el Ego. Y así en los versículos 33 y 35 de dicho Evangelio se puede leer: «…Pues el Pan de Dios es aquel que descendió del cielo y dio luz al mundo…» y también aquella hermosa frase: «…Yo soy el Pan de Vida…».Por consiguiente, éste es el símbolo del Pote de Oro del Maná que había en la Misteriosa Arca. Ese mana es por tanto, el «Ego» o el «espíritu Humano» que da vitalidad a los organismos físicos. Y está escondido dentro del Arca de cada ser humano, y el pote de oro se halla latente en cada uno de nosotros, en aras de nuestra propia perfección.
La alquimia y los antiguos rosacruces
En la transmutación de los metales, objetivo primordial de todo alquimista y en general de los Ocultistas, sean antiguos o mas modernos, sean iluminados, masones o pertenecientes a las diferentes hermandades Rosacruces, el objetivo primordial es el «perfeccionamiento».
Y así a través de los libros ocultistas o grimorios, junto al hallazgo de la Piedra Filosofal, la transmutación de los metales, y muy particularmente la conversión de un metal en oro o plata, es lo que mas distingue a los objetivos de todas las sociedades mas o menos secretas, o al menos a algunos de sus individuos por separado.
De esta manera los principios de la alquimia entre los Rosacruces hacen relación en primer lugar a la naturaleza de los metales. Los metales según estos principios, no son en si mismos sino fósforo ligado a una tierra compactada, análoga al talco, que como sabéis es el mas blando de los minerales.
Cuanto mas fósforo contenga un metal, tanto mas noble será. El oro, la plata y el platino contienen un máximo de fósforo y su tierra es la que encierra un máximo de fuerza compactante. La diversidad de metales depende por esto, de la diversidad de la cantidad de fósforo que contenga cada uno y la forma y el color se deben asimismo a esta condensación. Por esto, el fósforo puede ser simplemente el único disolvente de los metales por ser la parte aligada a los mismos, y por su mediación todos los metales pueden ser disociados y otra vez reconstituidos.
Todos los metales poseen los mismos elementos fundamentales, sin que se diferencien mas que por la proporción de estos. Y las sustancias pueden transformarse por medio del cambio de las proporciones de sus elementos constitutivos. Aunque para esa transformación se precisa una disolución radical.
Por tanto, existe una progresión ascendente y descendente de las formas para el ennoblecimiento o el envilecimiento de un metal. De esta manera fabricar vidrio y oro tiene una misma analogía. El vidrio esta formado por arena y alcalí, el alcalí cumple la función de extender la arena y esta extendida encierra el alcali. De esto resulta lo que se denomina vidrio. Y el fósforo se extiende a la tierra compactante, ésta encierra al fósforo y de ello resulta un producto o sustancia nueva que es el metal. Cuando el vidrio esta recubierto de alcalí, se deja descomponer en sus distintas partes. Y cuando el metal esta recubierto de fósforo se descompone igualmente.
Llega un momento que se produce lo que se denomina «disolución Radical» que consiste en la penetración perfecta, o sea la interpenetración, es decir que tanto la sustancia constitutiva como el agente de la solución penetren bien al objeto a disolver. Si esta penetración no es perfecta no hay disolución Radical.
Y se llega a la disolución del oro.
Tenemos que el oro consiste en tres partes, dos de las cuales son extemporáneas pero la tercera es esencial. Las superficiales son las partes aligantes del metal: la tierra metálica y el liquido fosforico. Y el factor aligado es el azufre-fósforo. Y por eso todos los metales se disuelven radicalmente tan pronto se mezclan con el azufre-fósforo, así el azufre que hay en el metal se une a las partes aligadas de la mezcla y encuentra las partes aligantes o la base metálica, es decir la tierra virgen.
Toda la transmutación de los Antiguos consistía en que la tierra pura, el alma, lo interno, atrajera al fósforo, bañándose en ese metal puro, uniéndose a lo puro y rechazando lo impuro.Y es que dentro de las cosas hay y existe una sustancia pura, ígnea, sulfúrica e incombustible que, siendo fija se llama «La Luz de la Naturaleza» o «Luz de Fuego» que es bastante irregular en su comportamiento. En realidad, es una sal interna que posee una fuerza que «cambia» las formas, coloreándolas y penetrándolas. Esta fuerza penetra a todos los metales, los forma radicalmente, se une a los mismos indisolublemente y bajo las especies de una «Piedra» que tiñe los transforma en otro metal, y así incluso los mismísimos diamantes son fundidos como el agua por esta «Sal». Esta sal es el que se le denomina «El verdadero Bálsamo de Azufre».
Por esto, la sal a través de las generaciones pasadas, en todos los pueblos de la tierra, en todas las religiones, se considera sagrada. No olvides que nuestra paga o emolumentos por nuestro trabajo se denomina «Salario» que era como en la antigüedad en ocasiones se pagaba a los trabajadores, por sus inmensas aplicaciones.
© Morganna Barcelona
Varias fuentes.
SE PUEDE AUN HACER ALQUIMIA Y DE QUE FORMA? SALUDOS
La alquimia la hacemos a diario, querida 🙂
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