En sus hojas y ramas se encuentra la “magia” de sus propiedades terapéuticas, que debe a la presencia en su composición de viscotoxinas, proteínas con acción estimulante sobre el sistema inmune; alcaloides, sustancias químicas producidas por las plantas; y lectinas, moléculas complejas que contienen proteínas y azúcares.
La propiedad más destacada del muérdago es su capacidad para estimular el sistema inmune, por lo que ha sido considerado como “Modificador de la Respuesta Biológica”, un privilegiado grupo en el que se encuadran una serie de sustancias biológicas que, utilizadas individualmente o en combinación con otros agentes, estimulan la respuesta del organismo a la infección y la enfermedad.
Existe un extenso cuerpo de estudios clínicos que sustenta las propiedades inmunoestimulantes del muérdago, que han demostrado mejoras en diferentes respuestas inmunes específicas. Pero el muérdago también posee una poderosa acción antioxidante como se encargó de poner de relieve un estudio desarrollado en 2006 por investigadores rumanos que, además, constató que son las hojas más jóvenes de la planta las que mayor riqueza en antioxidantes presentaban.
Los numerosos estudios clínicos existentes en torno al muérdago ponen de relieve que esta planta encierra en sí propiedades terapéuticas de primer orden y que, al margen de misticismos y creencias, es ahí precisamente donde reside su magia.
Lo cierto es que los druidas veneraban el muérdago, y más aún si lo conseguían cortar de un roble. El muérdago se corta a mediados de verano o en caso de emergencia, cuando la luna tiene seis días, contando desde la luna nueva. Hay que cortarlo de un solo tajo y no dejar que caiga al suelo, no debe tocar la tierra, colocándolo en una tela blanca, y por supuesto los druidas usaban una hoz de oro.
Los druidas reunían al poblado en torno a un roble cargado de muérdago para realizar sus oraciones y peticiones.
Esta es una de las hierbas útiles para todo propósito mágico, algo así como el comodín de las hierbas. Se utilizan tanto sus hojas como las bayas.
Antiguamente se ponía en las cunas de los bebés para evitar que las hadas los cambiasen por otros niños, y las mujeres lo llevaban encima para ayudarlas a quedarse embarazadas. El muérdago colgado en el dormitorio, en el cabecera de la cama o bien debajo de la almohada proporciona un sueño apacible y un descanso profundo. También puede ayudarte a tener sueños agradables.
Se utilizaba en forma de corona y se colocaba en la puerta de entrada de la casa, como protección contra el mal, además de para alejar a las brujas y a los demonios.
El muérdago se utiliza para curar la heridas recientes aunque no se debe aplicar directamente sobre la herida.
Se ha empleado para protegerse de todo tipo de desgracias, de enfermedades y se creía que protegía del los rayos y de los incendios.
Se sigue manteniendo la tradición de besarse bajo una rama de muérdago en Navidades, para tener un año lleno de felicidad y prosperidad. En realidad está costumbre viene de que se pensaba que sí una pareja se besaba debajo de un muérdago permanecería siempre enamorada.
Quemado sobre un carboncillo como un incienso ahuyenta el mal, y el aceite sirve para vestir velas.
El muérdago es una planta que todos asociamos sin querer con las Navidades. Colgada sobre nuestras puertas o adornando el árbol de Navidad, la vemos año tras año, normalmente de plástico, y bien poco o nada sabemos de ella, únicamente que un beso dado a la persona amada, bajo su influencia, nos deparará mucha suerte y amor eterno. ¿Pero que es realmente el muérdago? ¿De donde proviene la creencia de la magia de esta planta?
El Phoradendron leucarpum, que es el nombre técnico del muérdago, es una planta situada especialmente en las regiones tropicales y subtropicales del mundo. Existen de 700 a 1400 especies divididas en las familias, Viscaceae y Loranthaceae que varían desde el género no parásito hasta el completamente parásito.
El muérdago navideño, el que nosotros más conocemos, pertenece a un grupo de plantas vasculares, con flores que parasitan el tallo de árboles y arbustos. Crece en manojos en los troncos y de ellos obtiene el sustento para vivir. Al ser una hemiparasita, sí puede elaborar su propia clorofila pero necesita del tejido xielmático de su hospedador para conseguir los nutrientes necesarios para su desarrollo y los adquiere utilizando su propio sistema endofítico.
Las flores del muérdago nacen en las axilas de las hojas de este arbusto, son pequeñas y unisexuales, es decir cada planta tiene un solo sexo. Las flores hembras se convertirán en pequeñas bayas blancas de carne pegajosa que madurarán en invierno. Cada una de estas contiene una semilla que las aves se encargarán de transportar a otros árboles o otras partes del mismo. La estructura de esta planta es primitiva y reducida en apariencia. Cuando esta baya transportada por cualquier pajarillo alcanza el tronco de un árbol, un pegajoso acodo en la semilla le permite adherirse al hospedador. Dentro de un disco adhesivo germina y se desarrolla. Como la implantación de esta hemiparásita produce ciertos cambios en el área ocupada del hospedador, su crecimiento en principio es lento. Las yemas no serán visibles hasta el segundo año, pero cuando su sistema endofítico se ha establecido la planta crece rápidamente. Entonces brotaran las hojas siempre verdes, duras y carnosas que la caracterizan y de nuevo comenzará todo el ciclo. El muérdago prefiere los árboles frutales, especialmente el manzano pero también se le puede encontrar parasitando robles.
Hasta aquí hemos conseguido averiguar un poco sobre la estructura y desarrollo del muérdago, pero aún no hemos aclarado el motivo de la creencia de la magia de esta planta.
Para hacerlo debemos remontarnos en el tiempo hasta la prehistoria y los druidas. El historiador romano Plinio en su Historia natural, nos hablaba ya de estos sacerdotes y magos celtas explicando el complejo ritual del que se servían para su recolección, siempre en determinadas fechas del año y prefiriendo el muérdago nacido en los troncos de los robles. Lo utilizaban para protegerse de los rayos, de la maldad, de las enfermedades, para ayudar a las mujeres a la concepción, para hacerse invisibles, para curar heridas. El muérdago era su planta mágica por excelencia y los druidas lo recogían cuidando que no tocase el suelo, bien en el solsticio de verano o bien en el de invierno, siendo diferente por ello sus aplicaciones.
Las leyendas sobre el muérdago son innumerables; una francesa nos relata que en su origen esta planta era un árbol pero habiendo sido utilizada para construir la cruz donde Jesucristo sufrió su martirio y muerte, Dios la condenó a no obtener jamás un lugar en la tierra y a tener que depositar sus raíces sobre otros árboles. La leyenda del beso debajo del muérdago nos llega de mano del dios de la paz, Balder, este fue herido y muerto por una flecha de muérdago, esto entristeció mucho al resto de los dioses, que conmovidos por los llantos de la amada de Balder, le restituyeron la vida para que continuase eternamente con su amor. Por ello, en tributo a esta pasión sin fin, Balder ordenó que cada vez que una pareja enamorada pasase por debajo de una rama de muérdago, se besasen para perpetuar su amor.
Esta planta como hemos comprobado hasta ahora, tiene múltiples aplicaciones y significaciones mágicas, pero la ciencia no la ha olvidado por ello y ha estudiado profundamente el muérdago hasta llegar a aislar sus componentes, extrayendo la viscotoxina del Viscum alba, o muérdago europeo y del Phoradendron serotinum, la phoratoxina, ambas proteínas producen un descenso de la fuerza contractil del corazón, originando una bradicardia.
También la lecitina específica de galactosa se extrae de esta planta y consigue una mejora en la calidad de vida de los pacientes sometidos a quimioterapia y radioterapia, ya que aumenta la respuesta del sistema inmunológico y los niveles de endorfina del plasma B.
En 1994 Heiny y Beuth, experimentaron los efectos del muérdago sobre el cáncer de mama, tratando a un grupo de 68 pacientes aquejados por carcinoma de mama . Estos fueron quirúrgicamente tratados y hospitalizados para someterlos a la quimioterapia. Usando el estandarizado galactósido-muérdago específico (ML-1) aislado del muérdago europeo, Viscum alba, les fue administrando un tratamiento subcutáneo durante 12 semanas. Los resultados fueron óptimos demostrándose que los niveles de endorfina B aumentaban después del tratamiento con ML-1.
El porqué de los besos bajo el muérdago.
El historiador romano Plinio en su Historia natural, nos hablaba ya de estos sacerdotes y magos celtas explicando el complejo ritual del que se servían para su recolección, siempre en determinadas fechas del año y prefiriendo el muérdago nacido en los troncos de los robles. Lo utilizaban para protegerse de los rayos, de la maldad, de las enfermedades, para ayudar a las mujeres a la concepción, para hacerse invisibles, para curar heridas…El muérdago era su planta mágica por excelencia y los druidas lo recogían cuidando que no tocase el suelo, bien en el solsticio de verano o bien en el de invierno, siendo diferente por ello sus aplicaciones.
Las leyendas sobre el muérdago son innumerables; una francesa nos relata que en su origen esta planta era un árbol pero habiendo sido utilizada para construir la cruz donde Jesucristo sufrió su martirio y muerte, Dios la condenó a no obtener jamás un lugar en la tierra y a tener que depositar sus raíces sobre otros árboles. La leyenda del beso debajo del muérdago nos llega de mano del dios de la paz, Balder, este fue herido y muerto por una flecha de muérdago, esto entristeció mucho al resto de los dioses, que conmovidos por los llantos de la amada de Balder, le restituyeron la vida para que continuase eternamente con su amor. Por ello, en tributo a esta pasión sin fin, Balder ordenó que cada vez que una pareja enamorada pasase por debajo de una rama de muérdago, se besasen para perpetuar su amor.
El muérdago, símbolo de amor eterno
El muérdago, el árbol de Navidad, el acebo, la flor de Pascua, son plantas que simbolizan la Navidad. Todas ellas están rodeadas de magia y de leyenda.
El muérdago siempre ha estado asociado al poder y la magia, es símbolo de vida eterna ya desde los druidas. Los sacerdotes y magos celtas tenían un complejo ritual para su recolección, tenían cuidado al recogerlo que no tocase el suelo. Lo hacían bien en el solsticio de verano o bien en el de invierno, siendo diferente por ello sus aplicaciones y prefiriendo el muérdago nacido en los troncos de los robles.
Lo utilizaban para ayudar a las mujeres a parir, para protegerse de los rayos y las enfermedades, para curar heridas… El muérdago era su planta mágica por excelencia. Era y es considerado como hechizo para ahuyentar el mal. Esta planta tiene una gran tradición ritual y posee grandes propiedades medicinales.
Las leyendas sobre el muérdago son innumerables, pero quizás la más popular sea la leyenda del beso, leyenda que nos remonta a la mitología nórdica. Esta leyenda viene del dios de la luz y la verdad Balder que fue herido de muerte por una flecha que contenía muérdago. Los dioses conmovidos por los llantos de su amada, le restituyeron la vida para que continuase eternamente con su amor. Por este motivo, el dios Balder en tributo a este amor eterno, ordenó que quedara perpetuado el amor de todas las parejas que se besasen debajo de una rama de muérdago. La leyenda más cercana a nuestros tiempos cuenta que por Navidad, la persona que debajo de una planta de muérdago reciba un beso, encontrará su amor eterno. (Desde que el acebo pasara a ser especie protegida, poco a poco el muérdago ha ido sustituyendo al acebo en la decoración para la fiesta de Navidad, al igual que el acebo es originario de Europa y la mayor diferencia entre ambos es que las bayas- bolitas – del muérdago no son rojas sino blanquecinas).
Cuando hablamos de muérdago a todos nos viene a la mente esa típica escena navideña de una pareja que se siente «obligada» a besarse cuando se encuentra bajo él. Sin embargo, el muérdago tiene un significado mucho más grande que ese. Resulta que se trata de una de las plantas con mayor significado simbólico como protector de las casas y los establos.
Era sagrado para los antiguos druidas quienes lo consideraban un símbolo de paz, un poderoso amuleto protector y un bien para cualquier mal físico o mágico. Además de emplearlo con fines terapéuticos, su uso era muy común en los ritos de fertilidad y en las festividades asociadas al final del año celta (1 de noviembre) y al solsticio de invierno (21 de diciembre), fechas en las que se suele recolectar.
El rito de recolectar el muérdago era muy ceremonioso y complicado. Se debía coger el primer día de luna nueva y no se podía cortar con ningún instrumento de hierro o acero. Los druidas utilizaban una hoz de oro para cortarlo e inmediatamente lo ponían en una prenda blanca evitando que tocara la tierra o cayera al suelo. El muérdago más valioso era el que crecía en los robles, el árbol sagrado de los celtas. Con él confeccionaban guirnaldas y adornaban las casas para proteger a sus moradores de espíritus maléficos y evitar visitas indeseadas. Desde entonces se consideró una defensa contra brujas y demonios y se extendió la costumbre de colocar unas ramitas en las entradas de las casas. Y como este es el lugar de intercambio de besos con las visitas que llegaban, se creó esa vinculación que existe entre el muérdago y los besos. La planta, además, protegía de una forma especial a las parejas que se besaban en ese momento de feliz encuentro.
Algunas leyendas cuentan que sus poderes mágicos provienen de que fue creado como un elemento que no es del cielo ni de la tierra pues sus raíces no tocan nunca la tierra ni se sostiene por sí mismo en el aire.
El Muérdago, la planta esotérica de la Navidad
El muérdago, una de las plantas más legendarias de la historia de la Botánica, relacionada con los celtas, cuyos sacerdotes (druidas) la consideraban la panacea de todos los males, sigue siendo uno de los símbolos de la Navidad, y también de la inmortalidad.
El muérdago (muédago o liga en castellano; vesc en catalán; mihura en euskera, y visco o visgo en gallego) es un arbusto pequeño cuyo grosor no sobrepasa el metro de diámetro. Esta planta semiparasitaria, que atrae agua y sustancias minerales de la planta sobre la que crece, se considera un vegetal del reino intermedio (ni árbol ni arbusto) y, según la leyenda, se originaba allí donde el rayo había caído sobre un árbol, preferentemente una encina o roble.
En España se desarrolla principalmente en el Pirineo central y occidental, toda la cornisa cantábrica, el Sistema Ibérico, la Alpujarra (Granada), la sierra de Segura (Jaén) y la sierra de Grazalema (Cadiz). La floración tiene lugar entre marzo y mayo; las bayas maduran en noviembre y diciembre, que es cuando se procede a su extracción para obsequiarse en Navidad. Para que se consiga su efecto benefactor es preciso que el muérdago se reciba como regalo, y no como fruto de una compra.
Es símbolo de buena suerte, otorgando, además, la fortuna a quienes se besan bajo esta planta durante la Navidad.
En las leyendas célticas, el muérdago siempre ha estado vinculado a los robles y encinas, para, como planta parasitaria, extraerles las riquezas que precisa para vivir, pero con unos límites que la naturaleza ha impuesto a esta planta para no estrangular a la anfitriona.
Los druidas le atribuian a esta planta poderes maravillosos, entre los cuales se encontraba evitar las heridas, para protegerse de los rayos, de la maldad, de las enfermedades, para ayudar a las mujeres a la concepción, para hacerse invisibles, para curar heridas y la sanación de la epilepsia. También acostumbraban a cortar las ramas del muérdago de las encinas con una hoz de oro, para ser luego ofrecida a las divinidades coincidiendo con el sacrificio del toro.
El color amarillo de la rama seca de muérdago se creía apto para descubrir tesoros enterrados. La varita mágica dorada, fabricada con muérdago, abrió a Eneas la puerta del Infierno, según la mitología de la Grecia clásica.
El muérdago no simboliza la sabiduría, pero sí los árboles sobre los que se desarrolla (encina y robles). El muérdago es transportado por los pájaros del cielo, reforzando el simbolismo de inmortalidad. En este sentido, queremos recordar a Von Ranke-Graves, erudito en la simbología de la historia.
No estaban los antiguos druidas muy equivocados cuando consideraron al muérdago como su planta mágica, sus propiedades terapéuticas están hoy más que demostradas. Ahora solo nos resta comprobar si un beso dado bajo un pequeño ramillete verde de esta planta realmente tiene la facultad de concedernos el amor eterno y toda la suerte que necesitamos para comenzar este año que entra.
En la tradición celta o cristiana, el muérdago era una planta revestida de mágicas connotaciones. Los druidas celtas lo buscaban en las copas de los robles sagrados en la sexta noche lunar. Lo cortaban con una hoz dorada, entre ritos y oraciones, en la creencia de que protegería a sus poseedores de todos los males, y que les proporcionaría vitalidad y fertilidad. Durante la Edad Media, sus ramas se colgaban de los techos y puertas de casas y establos para protegerlos de los espíritus del mal y de la entrada de brujas. Ritos y prácticas que han llevado a la costumbre de utilizarlo en nuestros días como adorno navideño, símbolo de dicha y protección.
Al margen de las propiedades mágicas que se la han atribuido a lo largo de la historia, el muérdago o Viscum album es una planta de la familia de las lorantáceas que se puede encontrar en Europa, Asia y algunas zonas del continente africano. Semiparásita de diferentes árboles o arbustos como pino, manzano o álamo, puede llegar a convertirse en arbusto y alcanzar el metro de altura.
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